miércoles, 2 de junio de 2010

La inquietud del Gran Honorable




Últimamente el Gran Honorable está inquieto, nervioso, guiña más de lo habitual, sus tics son cada vez más incontrolados, hace declaraciones a destajo con un mono- tema fijo, Catalunya, Catalunya sobre todo, emulando el clásico alemán de gloriosos tiempos pasados, Deutschlan Über Alles,(Alemania sobre todo) que cantaban las tropas del Tercer Reich al desfilar por Brandenburger Tor (Puerta de Brandenburgo) intercalándola con el himno del partido nazi (NSDAP), la canción de Horts Wessel (Horts Wessel Lied).
Horst Ludwig Wessel fue jefe de una sección de las SA y uno de los mártires iníciales del movimiento nazi (todos los movimientos hasta los de mayor criminalidad han tenido sus mártires sobre los que han forjado leyendas y epopeyas, generalmente falsas, capaces de aunar voluntades en torno a la ideología que preconizan) autor de la letra del himno Die Fahre hoch (la bandera en alto) también conocido como Horst Wessel Lied (canción de Horst Wessel).
Líbreme Dios, nuestro Señor, de la más mínima intención de comparación entre lo que representa el Gran Honorable y el nazismo puro y duro, pero a veces cuando se levanta tanta bandera y se antepone el nombre de una nación, cualquier nación, ante conceptos como libertad, justicia, equidad, y se sustituyen por derivados del nacionalismo de mayor fanatismo, entonces el subconsciente le puede jugar a uno malas pasadas y, para evitarlo intento curarme en salud dejando claro que distingo claramente entre el nacionalismo etnicista cuatribarrado y el nazismo alemán de los años treinta.
Por otra parte bajo la geometría estética un gnomo, en palabras de Bodella ,”un milhombres bajito y cabezudo, cuyas maneras taimadas culminaban en la más genuina sonrisita diferencial” resultaría una figura patética subido en un taburete con el brazo en alto saludando a la tropa y cantando “Catalunya ante todo”. Sin lugar a dudas, incluso a las personas de mayor sentimiento patriótico cuatribarrado les resultaría difícil contemplarlo sin desternillarse de risa.


Sostiene el Gran Honorable con argumentos veraces que los poderes españoles han decidido acelerar la tarea de poner fin a lo que consideran anomalía histórica catalana. Argumentos de orden económico, cultural, jurídico, político, deportivo y hasta religioso con el objetivo de transformar la nación catalana en una provincia española. Una provincia más y no de las de mayor importancia. Ante tal verdad objetiva definida por nuestro líder político, espiritual y intelectual, a los patriotas cuatribarrados seguidores del Gran Honorable sólo nos queda la oración, confiar en El Altísimo y su conocida protección para con nuestra gloriosa Nación, por los siglos de los siglos, que ilumine a nuestro querido líder para que las decisiones que tome sean las adecuadas en cada momento y en toda situación. Sí hay que sacrificarse por nuestra patria y por nuestro querido guía (Führer) así lo haremos. No importa el tamaño del sacrificio, el que sea, la hacienda y hasta la propia vida si ello fuera necesario, incluso el honor, patrimonio del alma, si la situación lo requiere, ante tal tesitura hasta el alma propiedad del propio Dios. Aquí, afortunadamente no somos como el alcalde de Zalamea de la Serena, Pedro Crespo, y la obra de Calderón de la Barca está fuera de contexto en los zarzales de nuestra idiosincrasia.
El Gran Honorable clama en el desierto español: “El proyecto no sólo político o económico sino de dimensión histórica que ha habido en la relación entre Catalunya y el resto de España durante los últimos cuarenta años ha entrado en crisis” . Gran verdad político-filosófica la expresada discretamente, como todo lo que manifiesta, ese esplendoroso político. Y es que nunca se llegó al extremo actual, con un PP y un PSOE compitiendo sin escrúpulos para ganar el campeonato del nacionalismo español, siguiendo la liebre del populismo que cabalga la señora Rosa Diez.


El Gran Honorable lamenta las presiones del Gobierno de España y la Casa Real para difuminar Catalunya. En efecto: según la Vanguardia “Catalunya no ha sacado mayor partido del prestigio mundial asumido por una esplendida generación de cocineros porque la profesión de catalanidad no siempre ha podido superar las presiones recibidas.” El Gran honorable matiza.”Desde la Casa Real hasta los gobiernos españoles, que intentan que esto (la catalanidad) quede lo más disimulada posible” subraya, además, que estas presiones habrían afectado a personalidades del deporte. Continúa el Gran Honorable. “Hoy la imagen exterior de Catalunya no atraviesa su mejor momento, por las presiones españolas por difuminar la personalidad de la cultura catalana.”Resulta evidente, aún para personas mal informadas, que nosotros los nacionalistas cuatribarrados solamente influimos positivamente en esa imagen exterior de Catalunya. Nuestra lucha diaria y nuestra particular manera de ser sólo tienen admiradores en el amplio mundo.
Sal en la llaga es lo que pone el Gran Honorable, con esa clarividencia sobrehumana muy suya, cuando clama con firmeza que desde la Casa Real se boicotea a Catalunya en el extranjero, su amarga queja está sobradamente justificada. Si la intención de la Monarquía siguiese caminos rectos para nuestra patria, cualquier viaje del monarca por tierras extrañas debería hacerse acompañar sólo y exclusivamente por prohombres catalanes: Carod, Benach, Laporta, Carretero, el joven Oriol, F. Puig y hasta el propio Mas, pudiéndose incluir en algún caso a Montilla y hasta al líder de Iniciativa el señor Saura.
Sublimes embajadores de la españolidad, todos ellos, juntos y por separado, dando idea del equilibrio indispensable para la convivencia que establece nuestro país, Catalunya, en el conjunto de los pueblos Ibéricos. En tales viajes será imprescindible que cada acompañante del Rey luzca en parte bien visible de su indumentaria el siguiente lema “Catalonia is not Spain”.


La opinión del Gran Honorable sobre el TC no puede ser más explícita “No tengo por qué respetar al Tribunal Constitucional, y Catalunya tampoco debería respetarle si el tribunal no lo hace”. Enorme puntapié al estado de Derecho español que solamente un hombre de estado puede permitirse en su identificación perfecta con el sufrido pueblo cuatribarrado al que en todo momento representa. Dicha representación resulta tan notoria para los patriotas cuatribarrados que hace que la más mínima ofensa hacia la persona de nuestro carismático líder se convierta en una ofensa a todo el pueblo catalán. Una ofensa hacia usted y hacia mí mismo como miembros de este maravilloso colectivo humano que trabajamos y vivimos en el oasis. Por ello cuando uno se entera de las ofensas reiteradas que sufre nuestro glorioso conductor por parte de los españoles, la sangre patriótica le hierve en las venas y sería capaz de cualquier desaguisado si no fuese porque es padre de siete churumbeles dos cuñadas y una suegra además de la parienta, muchas bocas que alimentar en tiempos revueltos con poco trabajo en el oasis hasta para la etnia protegida a la que afortunadamente tengo el honor de pertenecer. Pero lo verdaderamente triste es ver como un traidor a la patria, un titiritero de la comedia chunga se permite el lujo de llamarle “Padrone Signore Jordi” (Boadella. Manifiesto de un traidor a la patria) y otros epítetos como:” cofrade catalán de doctor No, notable bonsái hechicero de la tribu nombrado después de atracar el Banco, y endosar el marrón a los enemigos naturales de la patria.”
Este Boadella, traidor a su propia patria, jamás podrá entender el placer más que sexual que representa escuchar diariamente el nombre de nuestra gloriosa nación, Catalunya, 10, 20, 30.000 veces en los medios del oasis y no hacer como él poniéndose histérico blasfemando “sobre la puta endogamia nacionalista”.










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