domingo, 29 de marzo de 2009

Ciento cuarenta y siete toneladas





En la Vanguardia de hoy aparece un articulo de opinión firmado por el señor Pere Notó, profesor de psicología social y psicoanalista, en el cual plantea lo siguiente: “ No existe todavía una obra que estudie la personalidad colectiva catalana desde la perspectiva rigurosa de la psicología política como ámbito científico de psicología social, aunque todos los ensayos publicados reconocen el pactisme como actitud esencial del alma catalana”.
Ante el vacío intelectual que representa la falta de una obra de tal naturaleza, un servidor modestamente se ofrece para hacer un intento de estudio, del alma catalana, cuyo esbozo plantearé a continuación, partiendo de un base esencial: la complejidad asociada a los conceptos de alma y de alma colectiva.


El término alma se emplea a veces como sinónimo de psique. En las representaciones del hombre primitivo el alma era considerada como algo material, sombra, sangre, aliento,...etc. En religión se entiende por alma cierta fuerza inmaterial, incorpórea e inmortal, que posee existencia propia, independiente del cuerpo, en el mundo del más allá. En la filosofía idealista, el alma se identifica con tal o cual elemento de la conciencia. En Platón, es la idea eterna; en Hegel, la manifestación sensorial inferior del espíritu en su nexo con la materia, sensible y activa. En las doctrinas dualistas, el alma se entiende como algo independiente que existe a la par del cuerpo (Descartes, Spencer, Wundt, James). En el materialismo premarxista (Demócrito, materialismo metafísico), el alma se entendía como algo secundario, dependiente del cuerpo, vista así, el alma, la actividad psíquica, se reducía a elementos procesos mecánicos o físico-químicos. No era raro que algunos filósofos materialistas llegaran incluso a admitir que todas las cosas poseen alma, Hilozoismo.


Kant no negó la existencia del alma, principio inmaterial, simple y espiritual, según él no es posible su conocimiento, aunque se puede postular su existencia como consecuencia de la reflexión relativa a la experiencia moral. La psicología filosófica racionalista creyó posible alcanzar el conocimiento del alma entendida como el sujeto o responsable último de la vida psíquica del individuo.

La idea primaria de alma colectiva surge al admitir la hipótesis psicológica siguiente:
Un sujeto estando en grupo o en masa prescinde de su psicología individual y adquiere una psicología de grupo que transforma su actitud, lo que le hace sentir pensar y obrar de manera muy diferente a como lo haría aisladamente “ciertas ideas y ciertos sentimientos no surgen ni se transforman en actos, sino en los individuos constituidos en multitud”(Sigmund Freud).
Aparece como consecuencia un alma colectiva, familiar, municipal, provincial, sindical, autonómica, nacional,.......etc. Luego el termino alma catalana está más que justificado, todos los habitantes de Catalunya tienen una idiosincrasia similar, una manera especial de comportarse, que nace de la vida conjunta. En esta alma colectiva catalana, gravitan todas las emociones, instintos, pensamientos y pasiones del pueblo catalán.

Para poder cuantificar, de alguna manera, el alma colectiva de nuestra nación, las cuentas claras hasta en cuestiones del alma, dada la extraordinaria
uniformidad existente en el colectivo estudiado, bastaría ponerse de acuerdo en la definición de alma individual más acorde con nuestra forma de ser y extender el concepto a todo el conjunto. En este punto creemos muy interesante los estudios del Dr. Duncan Macdougall que realizó al comienzo del siglo XX una serie de experimentos para poner de manifiesto la forma material del alma, demostrando la pérdida de peso provocada supuestamente al abandonar el alma el cuerpo que la cobijaba. Al morir pesó diversos pacientes moribundos intentando demostrar que el alma es algo real material y mensurable.


Según este visionario de la experimentación científica el alma humana pesa 21 gramos (titulo por cierto de una buena película de Alejandro Gonzáles Iñárritu), Duncan utilizó el método gravimétrico, uno de los más fiables del análisis químico clásico en su experimento. Teniendo en cuenta que los catalanes somos siete millones, si se multiplican por 21 gramos, se obtiene si no me equivoco, 147 toneladas, muchas toneladas de alma para un país con déficit fiscal, por lo que desde aquí proponemos a quién corresponda, vender unas cuantas toneladas de alma a otros países más pobres en esta preciada sustancia. Por ejemplo a Extremadura, se trataría de una venta virtual pues se comprende que la operación ha de ser incruenta, algo parecido a la titularización hipotecaria, he mencionado a esa parte del Estado español debido a que últimamente los ánimos están un poco increpados a raíz de la propuesta de uno de nuestros patriotas, el concejal comunista de Torredembarra y, ya se sabe, en una tierra donde se sitúa el drama de Calderón de la Barca, Zalamea de la Serena, Badajoz, el concepto de alma y del honor es algo diferente al mero trueque comercial “El honor es
patrimonio del alma, y el alma sólo es de Dios” según palabras de Pedro Crespo.

3 comentarios:

  1. jojojo

    cuanta tonelada jaja

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  2. Desde otro punto de vista, no menos científico:

    ¡Joder, los catalanes con un alma colectiva! Como llegase a ser verdad eso del cielo, los veo como hermanos siameses, pero a lo bestia. Claro que tampoco creo que haya que temer porque siendo tantos el precio celestial se ponga por las nubes, ya que ese alma colectiva, cabe suponer, que tendrá forma de castellers, con lo que tampoco creo que ocupen tanto... Claro, que también pueden conformarse en una forma muy formal y formalmente catalana: en la forma de (tachín, tachín...) Camp Nou; que tampoco es moco de pavo de caro a no ocupar mucho espacio más allá del espacio, pues en la parte interior, la que ocupa el césped en la versión terrena, se podrían alojar a una cuantas almas amontonadas, de esas que no pertenecen a colectividad alguna.

    He dicho.

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  3. Muy bueno, Yaume, me he reído de lo lindo. En fin que en Cataluña tenemos 147 toneladas de alma, pero bueno, la mitad de esas toneladas no conforman la esencia de ánima catalana, tal como la explican los filósofos...

    Saludos

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