sábado, 30 de mayo de 2009

Un pensamiento frecuente entre el espécimen nacionalista cuatribarrado

En distintas ocasiones he hecho algún comentario, con cierta mala leche todo hay que decirlo, sobre el poco respeto profesional e intelectual que me merece el diario “Público”. Un sitio sectario, falto de unos mínimos ingredientes de equidad profesional, manipulador tosco y cutre de la realidad política del momento, vocifero de las directrices monclovitas y refugio de la izquierda trasnochada propia de tiempos pretéritos. Sin embargo, a veces entre los caminos más infectos nace una margarita. Y hoy, al repasar el panfleto de los viernes, he tropezado con esa pequeña planta florida, surgiendo entre la montaña de mugre ideológica que cubre casi por completo las sesenta y pico páginas del periódico. La flor cuyo jardinero es un tal R.R. responsable habitual de la sección “Carta con respuesta” . Cultivador la mayoría de veces de hierbas silvestres de dudoso aprovechamiento para alimento intelectual del sufrido caminante, consumidor de prensa escrita, hoy digo, me he llevado una agradable sorpresa, con la respuesta que Rafael Reig da a un cuatribarrado normalizado, ósea el nacionalista medio catalán. Reig, no Roig, nacido en Cangas de Onís, es escritor autor de “Sangre a borbotones” titulo algo tenebroso, en cualquiera de sus posibles interpretaciones noveladas, sin lugar a dudas.

Escribe el lector (Julián J. Lacasa).

“Mi texto será políticamente incorrecto para algunos, pero aplaudo lo que quiere llevar a la práctica el Parlament de Catalunya con la abolición de las corridas de toros. La forma de ser de muchos toreros, incompatible con la manera de ser más civilizada que se requiere inculcar a los hombres de hoy en día, les hace aparecer como algo anacrónico. Además, en Catalunya siempre han sido algo exótico, nunca catalanes del todo, que igual que el “macho ibérico” resultan, al fin y al cabo, ajenas, como es la noche de Halloween. Igual que en las series televisivas catalanas lo taurino apenas existe porque no entra en la manera de ser catalana, los “machos ibéricos” que en las películas del landismo arrasaban, sobre todo con las extranjeras, no ligan mucho entre las catalanas, que aprecian más el modelo Woody Allen, es decir, el hombre sensible, culto y que las trata como a personas, no como si fueran de su propiedad ni inferiores a ellos.”

Respuesta de Rafael Reig.

“Qué va, es de una gran corrección política……para un régimen como el franquismo, pongamos. Sus elucubraciones sobre el Volkgeis catalán las hemos oído infinidad de veces, aunque aplicada a “la mujer española” o “el pueblo español “. El toreo no es sólo que sea malo, es peor todavía: ¡es poco catalán! Sí, como en el franquismo eran poco españoles e bikini, la democracia o el marxismo. Es el espíritu mismo de la raza catalana el que arruga la nariz ante estos extranjeros que intentan corrompernos con minifaldas y libros de Voltaire.

¿Así que la ben plantada prefiere al “hombre sensible y culto” y no a esos charnegos que mastican con la boca abierta? A la española autentica (la de las latas de aceite) le vale con Alfredo Landa; la catalana, mucho más evolucionada racialmente, necesita ¡a Woody Allen! La catalana, cuando besa, es que besa de verdad; no como esas frívolas.

Si la España plural de Zapatero y Suso de Toro es esto, que me “desapunten”, como dicen los niños. Yo no me trago esta ensalada de varios nacionalismos rancios, esencias patrias, superioridad moral y retórica imperial. Menos aún si encima la “desconstruye” Ferrán Adriá”

La figura femenina “ben plantada” es uno de los grandes temas de arte noucentista catalán en todas sus vertientes: pintura, escultura, dibujo, grabado, cerámica, orfebrería…..En 1911 D´Ors escribió “La ben plantada” que representa el ideal femenino del “noucentisme”. La obra se considera un breviario y representa una reacción contra el Modernismo, contra el espíritu libre y anárquico de Joan Maragall. Propone un programa ético-cultural de exaltación del clasicismo y de la tradición.

El compañero ideológico Lacasa , bajo mi modesto punto de vista, tiene toda la razón. Nosotros los patriotas cuatribarrados somos distintos, una raza diferente, de piel clara, tez rubia, ojos azules, guapos por definición………. (¿Si alguien lo duda puede mirar mi fotografía en el blog de yauma). Y lo más importante, nuestra inteligencia está por encima del peninsular medio varios cuerpos, quiero decir que nuestro coeficiente, cociente, intelectual supera dos o tres veces al de cualquier español, seres inferiores a nosotros en aspectos cuantificables y medibles que permiten separar a las personas civilizadas de los homínidos más primarios. Y de homínidos primarios es la fiesta, duelo, de los toros.

La cultura que nos han legado nuestros antepasados cuatribarrados , y la que vamos creando día a día, está muy alejada de la cultura moro-castellana que impregna todo lo español. Sabino Arana, hace muchos años, ya tuvo la intuición privilegiada para calificar a los españoles como una raza inferior. En honor de tal acierto El Gran Honorable le dedicó una bonita calle en el centro de Barcelona, junto a la avenida Diagonal frente a un hotel con nombre de reina cuando aún era princesa.

A lo que vamos, la ben plantada, es nuestra representación femenina, ella prefiere a Woody Allen, el prototipo cuatribarrado actual, frente al rudo charnego, para formar una familia, tener hijos y vivir como pareja por los siglos de los siglos. Sin embargo, en determinadas y puntuales ocasiones del largo recorrido vital de, la ben plantada, cuando la rutina aburre y la finura intelectual empalaga hasta el hartazgo, cuando el cuerpo pide guerra y la parte más salvaje de la criatura del señor, busca el calor corporal del macho, entonces, la ben plantada, relee “últimas tardes con Teresa” de J. Marsé o el amante bilingüe del mismo autor y sueña con el Pijoaparte o con Paco el de Hospitalet en plan más basto.

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