miércoles, 26 de mayo de 2010

La Tierra






Mi nombre es José Luis y soy secretario general de un partido, laico, ilustrado, racionalista, no nacionalista, progresista, moderno, social, abierto, justo y equilibrado (guardo algún otro adjetivo para mejor ocasión) y presido el gobierno de las Españas desde hace seis años con acierto, justicia y benevolencia.
Debido a un pequeño desajuste contable, algunos desaprensivos dicen que comparable a la bancarrota falangista de 1959 cuando el plan de estabilización de Ullastres, Sardà Dexeus y Fuentes Quintana, ha propiciado la intervención de España por el Directorio Europeo, bajo la atenta mirada de Barack Obama, y el primer ministro chino, Wen Jiabao.
Buena parte de los españoles me acusan, sin motivo, de farsante y derrochador y que, he tenido que tomar medidas drásticas presionado por las potencias económicas extranjeras. Medidas tan drásticas que hiciera pagar ahora a justos por pecadores por mi mala cabeza. Por haber tirado el dinero primero para ganar votos-los 400 euros- y por haber tirado luego más dinero-cheques diversos y planes E- para ocultar la cruda realidad de la crisis que se venía encima. Como ustedes comprenderán todas estas acusaciones provienen de resentidos, derechistas frustrados por no poder disfrutar del poder político que de manera tan natural y equilibrada, modestamente yo ejerzo, buscando siempre el bienestar general y particularmente el de las personas de clase social más humilde y necesitadas a las cuales me honro en pertenecer.
Sepan que el Estado del Bienestar es interminable, haya o no haya dinero en la caja. Jamás diremos adiós a los proyectos, al programa, a la utopía.


Cualquier otro político ante este pequeño ajuste que he planteado por el que he tenido que variar radicalmente todas mis afirmaciones anteriores y objetivos sin haber hecho una sola admisión de mis posibles errores, y tragarme un millón de sapos de una sola dosis, entendería mi plan como una rendición, como un funeral político en vida. Se encerraría como mínimo en un convento a contemplar el universo y meditar sobre la grandeza del mismo. Pero afortunadamente no es mi caso. Yo soy posmoderno mi coherencia es ingrávida e indiferente al legado que pienso dejar. Poseo la frialdad de un gran jugador de cartas y tengo ciega confianza en la suerte. Además afirmo solemnemente que la tierra es plana y para los incrédulos, siempre los hay, les expongo a continuación mis razones científicas y reto a cualquiera a que me las rebata con números en la mano.



El Sistema Ptolemaico del Universo, Universo Geocéntrico.

Los primeros griegos hablaban de una Tierra plana con Grecia en el centro rodeada por el río llamado Océano, donde desembocaban el resto de los mares y ríos.

Filolao uno de los grandes pitagóricos estableció la idea de la Tierra como una esfera en movimiento.

Aristóteles también incluyó la tierra esférica en su sistema del mundo.

Ptolomeo perfeccionó el sistema aristotélico y fijó para la Tierra 28.500 Km de circunferencia y curiosamente esta noción perduró durante 1.500 años.

La cosmología aristotélica y ptolemaica, que no sólo presentaba a la Tierra como centro del universo, sino que Aristóteles decía que efectivamente la Tierra estaba inmóvil en el centro del Universo y que existían cuerpos pesados y cuerpos livianos. Además decía que los cuerpos permanecían en reposo, siempre que estaban quietos, salvo que hubieran sido alejados de su lugar natural, y que entonces buscaban volver a él, por ello los cuerpos pesados se caían, porque el lugar de los cuerpos pesados era abajo y el lugar de los cuerpos ligeros era arriba.

Lactancio (Lucio Cecilio Firmiano Lactancio ) que vivió en el siglo III y IV (241-320) se burlaba de los que hablaban de la Tierra esférica en el libro “Instituciones Divinas” dice:

¿ Existe alguien lo suficientemente extravagante para estar convencido de que hay hombres que tienen los pies para arriba y la cabeza para abajo, y que las hierbas y los árboles crecen descendiendo, y la lluvia y el granizo caen subiendo?.

San Agustín, considerado uno de los cuatro doctores originales de la iglesia latina, llamado Doctor de la Gracia, Agustín de Hipona, obispo (354-430) también sostenía que la tierra era plana, y buena parte de los mapas medievales mostraban la tierra sin curvatura alguna con Jerusalén en el centro, y un gran océano que rodeaba todo.

Como todo el mundo sabe, Cristóbal Colón descubrió San Salvador el 12 de Octubre de 1492 festividad de la Virgen del Pilar (¿casualidad? esto nunca se sabrá) además, definitivamente Colón era catalán, no se sabe si catalán nacionalista o una persona normal.

La leyenda popular dice que Colón debió pelear contra el prejuicio de que la Tierra era plana; que debió convencer a los sabios de Salamanca acerca de su idea peregrina de que nuestro mundo es esférico. (¡¡Siempre Salamanca!!).

En 1890 John Alexander Dowie fundó la comunidad de la Tierra Plana en EEUU.

La Sociedad Internacional de la Tierra Plana, con sede central en California asegura que la supuesta hazaña de alcanzar la Luna no fue más que un ardid de ciencia-ficción astutamente organizado.

Según los miembros de la Sociedad de la Tierra plana, el Sol gira alrededor de la Tierra y no la Tierra alrededor del Sol, como la humanidad admite después de Copérnico.

El Sistema Heliocéntrico (Heliostático)

Aristarco de Samos en el siglo III antes de nuestra era esbozó el modelo heliocéntrico.

Plutarco nos relata cómo Cleantes (estoicismo antiguo 331-232 a C.) acusó de impiedad al propio Aristarco (Aristarco de Samos 310-220 a C) por haber desplazado a la Tierra del “corazón del universo”.

El sistema helios tatico era incompatible con la física aristotélica.

En 1.543 se edita por primera vez “De revolutionibus orbium coelestium”obra del canónico Nicolás Copérnico, en 1.533 una década antes de que su obra magna fuera publicada, el Papa Clemente VII fue informado por el jurista y orientalista alemán Johann Albrecht Widmanstadt de las características del nuevo sistema del mundo.

Antes, el fantasma del heliocentrismo o del copernicanismo preocupaba ya a las cabezas visibles de las ortodoxias católicas y protestantes.

Se había difundido que Nicolás Copérnico había escrito un pequeño opúsculo “Commentariolus” destinado a circular únicamente entre sus amigos, y jamás publicado, fuera de ese círculo intimo. El titulo de este tratado: “Nicolai Copernici de hypothesibus motuum coelestium a se constitutis commentariolus” (Breve exposición de las hipótesis de Nicolás Copérnico acerca de los movimientos celestes). Parece ser que el Commentariolus era “un manuscrito de seis folios en el que se expone la teoría de un autor que afirma que es la Tierra la que se mueve, en tanto que el Sol permanece estacionario”.

Una observación del propio Lutero en sus Tischreden, fechada el 4 de junio de 1.539 alude a “un astrologo advenedizo que pretende probar que es la Tierra la que gira, y no el cielo, el firmamento, el Sol o la Luna (....). Este loco echa completamente por tierra la ciencia de la astronomía; pero las Sagradas Escrituras nos enseñan que Josué ordenó al Sol, y no a la Tierra, que se detuviese.”

Melanchthon escribía el 16 de octubre de 1541 “Muchos son los que consideran meritorio hacer lo que ese buscador de estrellas prusiano que pone en movimiento a la Tierra y deja inmóvil al Sol. En verdad los gobernantes, si son sabios, deberían poner freno al desencadenamiento de los espíritus.”

Thomas Digges (1.545-1.595)

Fue el primero en pronunciarse decidida y resueltamente a favor del sistema copernicano del universo.

Aún hoy Tlomas Digges sigue siendo casi un desconocido, era uno de los mejores observadores de la época.

“A Perfit Description of the Caelestiall Orbes “ (Londres 1576) alcanzó una popularidad en Inglaterra (en el continente prácticamente no se conoció)consistía sustancialmente en una traducción un tanto libre de los pasajes más relevantes del libro I del “De revolutionibus” de Copérnico al final de la obra aparece un breve texto en el cual Digges afirma la infinitud del universo.

GiordanoBruno ha sido tradicionalmente considerado por los historiadores de la ciencia y de la filosofía cómo el introductor de la tesis de la infinitud del universo, sin embargo parece justo conceder a Digges los derechos de prioridad.

Las razones que movieron a Digges a concebir un universo infinito continúan siendo oscuras, pero consideraciones estrictamente científicas jugaron ya un papel preponderante.

La fuente de inspiración de Digges han de buscarse en el “Zodiacus Vitae” de Marcellus Stellatus Palingenius, en este libro el poeta italiano, tiene la convicción de que el mundo que ha creado Dios todopoderoso debe forzosamente ser infinito: en consecuencia, defiende la existencia de un espacio infinito, en el cual no se encuentra cuerpo material alguno, pues es allí donde moran Dios y sus ángeles, en medio de una luz purísima, deslumbrante e inagotable.

Alexandre Koyré ha sabido expresar lacónicamente al italiano: “Palingenius afirma la infinitud del cielo de Dios y no del mundo de Dios.”

(Del mundo cerrado al universo infinito, Madrid siglo XXI 1979 traducción de Carlos Solís pag 30)

Thomas Digges en su obra “Una perfecta descripción de las esferas celestes según la antiquísima doctrina de los pitagóricos, recientemente revivida por Copérnico acreditada por medio de demostraciones geométricas”

Se dice: “De cuanto Aristóteles o cualquier otro dijera, no hago caso, pues son muchas las veces que se apartan de la verdad. Los grandes hombres a menudo dicen grandes mentiras; nadie es tan sabio como para no equivocarse nunca.”.

Galileo Galilei.

Las “Considerazioni circa l´opinione copernicana” de Galileo redactadas probablemente por Galileo en abril o mayo de 1615 en Roma, consideradas por el autor como unos pequeños escritos en defensa del copernicanismo con el propósito de ofrecer unos argumentos extremadamente claros e inteligibles. Dieron lugar a que el Cardenal Bellarmino aconsejara al propio Galileo a contentarse con hablar “ex suppositione”, en dos de los tres fragmentos en que se dividen las “Considerazioni” Galileo reproduce los argumentos que contra la apelación a las Sagradas Escrituras en materias científicas desplegara Galileo en muchos otros lugares, en el tercero toca el tema candente de la cosmovisión copernicana, de la descripción verdadera del universo.

La carta en la cual Bellardino aconsejaba a Galileo, no era sino una de las múltiples advertencias de no traspasar en cuestiones astronómicas el ámbito de lo hipotético dentro del cual nada tendría que temerse de parte de la Santa Sede.

La historia de la condena de Galileo es bien conocida por todos.

Exponemos a continuación parte de la “Consideraciones sobre la opinión copernicana” de Galileo.

Introducción:

“A fin de evitar (en la medida en que Dios me lo permita) cualquier posible desviación del recto criterio en la decisión acerca de la controversia en curso, trataré de refutar dos ideas que algunos, me parece, pretenden imbuir en aquéllos a quienes compete deliberar: ambas ideas son, si no me equivoco, erróneas.

La primera de ellas es que no hay razón alguna para temer a una cuestión escandalosa; la estabilidad de la Tierra y el movimiento del Sol están de tal forma demostrados por la filosofía que su certeza resulta segura e incuestionable, mientras que, a la inversa, la posición contraria es tan sumamente paradójica y tan manifiestamente estúpida que no cabe la menor duda de que no sólo no podrá ser demostrada, ni hoy ni nunca, sino que ni siquiera podrá tener cabida en la mente de una persona sensata. La otra idea que tratan de difundir es la siguiente: aunque esta opinión ha sido difundida por Copérnico y otros astrónomos, lo cierto es que sólo lo han hecho ex suppositione y en razón de su mejor acuerdo con los movimientos celestes observados y los cálculos astronómicos; ni siquiera los mismos que la utilizan la han creído en ningún momento verdadera de facto y en la naturaleza, Llegan, en consecuencia, a la conclusión de que con toda seguridad pueden promulgar su condena. Ahora bien, si yo no me equivoco, este razonamiento es falaz y alejado de la verdad, tal y como deseo demostrar por medio de las siguientes consideraciones........”

Como todos sabemos ni el lenguaje intricado salvo a Galileo de ser condenado por la Santa Sede.

Leyes de Kepler para el sistema solar.

“Utilizando las observaciones astronómicas (1582-1597) del danés Tycho-Brahe , y analizando el movimiento del triángulo variable formado por los centros del Sol, de Marte y de la Tierra, respecto a una referencia de Copérnico (Ac) formada por tres ejes con origen en el centro del Sol y dirigidos cada uno hacia una estrella, finalmente denominado “galileano” y extendido este análisis a todos los demás casos, Kepler (1571-1630) formuló las tres siguientes leyes empíricas:

a) cada planeta (o cometa) describe una elipse (o parábola), cuyo foco es el Sol;

b) Las áreas descritas por el radio vector con origen en el Sol y extremo en el planeta (o cometa) son proporcionales al tiempo empleado en recorrerlas;

c) Para todos los planetas, la razón del cubo del eje mayor de la elipse al cuadrado de la duración de una revolución es constante.(Esta tercera ley la enunció 20 años después de las precedentes)

Newton aplicó su postulado de la gravitación universal, deducido de numerosas observaciones y reflexiones, en particular sobre el movimiento de los astros, para explicar estas leyes, y la excelente verificación obtenida acabó de consagrar aquel postulado.”

Para la parte seria se han seguidos los libros:

Opúsculos sobre el movimiento de la Tierra, Nicolás Copérnico, Thomas Digges, Galileo Galilei. Traducción Alberto Elena. Alianza Editorial.

Mecánica I. cuerpo rígidos. Maurice Roy E. Marcombo 1970
Yauma.



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