jueves, 29 de enero de 2009

Las columnas

Las Columnas.


La columna como soporte arquitectónico, alargada y vertical, generalmente cilíndrica sirve de sostén a una parte de la construcción, o bien de elemento ornamental. Dos columnas clásicas son las llamadas columnas de Hércules, citadas por Platón en los diálogos de Critias y Timeo, situadas en el estrecho de Gibraltar, parece ser que eran el limite del Mundo, la última frontera para los antiguos navegantes del Mediterráneo, ambas columnas separan África de Europa, el Peñón de Gibraltar y Ceuta.

Dichas columnas se encuentran representadas en el escudo de Andalucía, en el de la ciudad de Cádiz, en el lema Plus Ultra, en el escudo de España y hasta en el dólar americano, parece que copiadas del Real de a ocho, una moneda de la España Imperial. Resulta claro que las columnas de Hércules ( Melkart, Heracles, fenicios y griegos) eran dos, como los ovarios femeninos y los testículos masculinos, por poner un ejemplo cercano. Sin embargo, las columnas patrióticas de Catalunya eran cuatro, diseñadas en 1919,por el arquitecto modernista catalán Puig i Cadafalch e instaladas como pórtico en la falda de Montjuïc frente a la plaza de España. (¡ Menudo nombre! Los patriotas cuatribarrados no entendemos como en pleno siglo XXI tenemos que aguantar tal humillación y exigimos que se cambie el nombre de la plaza antes de que finalice esta legislatura).


Curiosamente el 28 de junio de 1919 se firmó el tratado de Versalles entre los aliados y Alemania, en el salón de los Espejos del palacio de Versalles, que puso fin de manera oficial a la primera guerra mundial, la llamada Gran guerra. Hay quien asegura que el tratado fue el germen para el nacimiento del nazismo en Alemania. Pero sigamos con nuestro tema, la construcción de las columnas patrióticas icono de catalanidad, cuatro columnas patrióticas como las cuatro barras de nuestra senyera a las cuales representaban y que el general Primo de Rivera ordenó dinamitar en 1.928,poco antes de la exposición universal de 1.929, incomodo con los símbolos catalanistas.


Puig i Cadafalch fue militante de la Lliga, nació en 1867 en Mataró, catalanista de elite formó parte del grupo de la Renaixença. (Renacimiento, gracias a estos patriotas como Prat de la Riba y otros prohombres del catalanismo hoy tenemos la suerte de disfrutar de esta hermosa armonía política cotidiana con España y, a un avance desenfrenado hacia el progreso y la justicia social en Catalunya) Puig y Cadafalch sustituyó a Enric Prat de la Riba como presidente de la Mancomunitat de Catalunya al morir éste. En ese tiempo levanta un monumento de carácter catalanista, las cuatro columnas jónicas de veinte metros de altura y dos metros de diámetro. Los nacionalistas en cualquier lugar y época, siempre les ha gustado construir monumemtos-símbolo, casos clarísimos: el Estadio Olímpico de Berlín (Berliner Olympiastadion) 1934-1936, la Casa del Fascio Di Reggio Calabria de líneas arquitectónicas vanguardistas para los años veinte, y el Valle de los caídos de tan infausto recuerdo.


En 1994, alguien con memoria histórica, se recordó de las cuatro barras sólidas verticales, y fue el origen de una campaña de restitución de las cuatro columnas de Puig i Cadafalch, durante casi dos años, los que sólo tenemos memoria fisiológica, tuvimos que aguantar diariamente la tabarra sobre la necesidad imperiosa de la reposición de las dichosas columnas patrióticas aguantando títulos como:
“Les columnes de Catalunya” “La recuperació de les columnes de la memoria, a Barcelona” “Alló que un segle enderrocá ho aixecá un altra” “La defensa dels simbols, expressió de modernitat” “Simbols afusellats o ignorats”....etc...etc. Como en toda manifestación patriótica cuatribarrada las adhesiones fueron múltiples y variadas, gente de buena fe, fanáticos, engañados y aprovechados. La tormenta pasó, y miren por donde, la ciclotimia nacionalista vuelve a la carga, y esta vez gracias a un poderoso partido de izquierdas, ERC, partido fundamentalmente de izquierdas preocupado principalmente por el bienestar de todos los trabajadores catalanes sin importarle su origen, ha presentado una proposición en el Ayuntamiento de Barcelona con la que todos han estado de acuerdo y las columnas patrióticas volverán a lucir en Montjuïc.


Las cuatro columnas se plantarán en el emplazamiento original, no importa que se modifique la estética del conjunto, mirando hacia la Meca (perdón en qué estaré yo pensando, hacia Montserrat), cuatro columnas como cuatro falos enhiestos, símbolo imperecedero de nuestra potencia sexual, ( ¡coño! Nacional, hoy es que no acierto ni una). Un veterano cronista de Barcelona, persona ponderada y sutil, salvo si se toca el tema patriótico cutribarrado, viene a decir que las cuatro columnas, como símbolo de las cuatro barras, marca del concepto de catalanidad y de la capitalidad de Barcelona, que Puig i Cadafach no había proyectado una obra arquitectónica, sino claramente política, tengo la impresión que esta aclaración resulta como mínimo redundante el tema rezuma nacionalismo patriotero por todos sus vértices, y en caso de que no se produjese la reimplantación se daría una mutilación moral e ideológica del antiguo patriota. Además, los que se escudan en afirmar que se rompe la estética del paisaje, sólo están manifestando una posición subterránea contraria a esta gran restauración patriótica.


El dato (La Vanguardia)

"La reconstrucción de las Quatre columnes de Puig i Cadafalch, destruidas en vísperas de la Exposición Internacional de 1929, es un proyecto que parte de la reivindicación de la Xarxa d`Entitats Cíviques i Culturals dels Països Catalans, plataforma que engloba a diversas entidades y asociaciones de signo catalanista. Su propuesta fue asumida por el grupo de ERC, que en pleno debate sobre la restitución de la memoría histórica la planteó como demanda política prioritaria al gobierno en minoria de Jordi Hereu."

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