martes, 2 de marzo de 2010

Una historia verdadera jamás contada




“Viure en un páis exigeix , per a qualsevol dels seus ciutadans, conèixer-ne tols els detalls històrics, polítics, socials i culturals” (de la enciclopedia catalana). (Vivir en un país exige, para cualquiera de sus ciudadanos, conocer los detalles históricos, políticos, sociales y culturales)
Vivir en un país como el nostra, Catalunya, exige además, militar ideológica social y obsesivamente en el mayor estaxis posible de felicidad humana, alcanzable solamente en el frontispicio de la realidad consciente, rozando el aurea del sueño inducido por el poder anestésico de los opiáceos patrióticos que alimentan nuestro pobre y noble entendimiento de ciudadanos medios, obedientes, disciplinados, trabajadores, componentes de un pueblo elegido por El Divino Hacedor, en algún momento de desvarío supremo que, de todo debe haber en la viña mental del Padre del universo mundo.
Como todo país antiguo que se precie tenemos una historia detrás que nos condiciona y rige nuestro comportamiento colectivo e individual, historia no siempre escrita desde la honradez intelectual que cabría esperar de una obra científica, en sentido genérico del término. Las palabras huérfanas de formulas matemáticas, teoremas, leyes universales y experimentos de laboratorio, si van acompañadas de razonamientos lógicos formando un conjunto organizado de conocimientos que versa sobre un objeto determinado, en este caso la historia, tiene un método propio y se funda en relaciones objetivas comprobables. También son ciencia.
Escribir historia no resulta nada fácil, las fuentes, habituales o no, aunque veraces de intención y forma, no son enteramente responsables de la imprecisión de los datos o de alguna licencia del reproductor, parece existir una facultad interna de germinación contradictoria que opera en el interior de los hechos históricos o de la versión que de ellos se ofrece, propone o vende, y, convertida ésta en una especie reproductora multiplicativa de esporas, se da la proliferación de las propias fuentes segundas y terceras, las que copiaron, las que se equivocaron haciéndolo mal, las que repitieron porque lo habían oído decir, las alteradas de buena fe, las que de buena fe se alteraron, las que se interpretaron, las que rectificaron, aquellas a las que tanto les daba, y también las que se proclamaron única, eterna e insustituible verdad. Resulta obvio que, en nuestro caso particular, el fragmento histórico que exponemos sobre la Catalunya imperecedera, pertenece a una verdad rotunda e irrebatible. Las fuentes consultadas no dejan espacio interpretativo, salvo la mala fe de los enemigos de nuestra amada patria, a divagaciones estrafalarias y acientíficas.
Fundamentalmente se han consultado las obras principales sobre el tema en la biblioteca Nacional de Catalunya, haciendo especial hincapié en la “Historia de Catalunya de F. Soldevila,” en “Historia nacional de Catalunya de Rovira i Virgili”, además de “Historia política, societat i cultura dels paîsos catalans”


Empezamos la exposición:
El territorio catalán ya estaba habitado en época prehistórica –Paleolítico Medio- después fue colonizado por los griegos, los cuales fundaron Ampurias y Rosas. La influencia de griegos, fenicios y cartagineses en la costa catalana fue un hecho diferencial clave con respeto al resto de la península poblada por iberos, pueblos indígenas del tras país, atrasados iletrados y bastante salvajes, muy alejados culturalmente del refinamiento griego de la costa ampurdanesa, con el que pronto se identificaron los habitantes originarios de la Cataluña Vella,( madre de todas las cataluñas: Nova, Nord, Sur i Paîsos catalans). Los propios griegos quedaron sorprendidos ante las características raciales de los habitantes de la Catalunya Vieja: Individuos/as de talla superior a la media en ese tiempo, rubios/as de ojos azules de gran belleza física, dotados de sobresaliente inteligencia y atractivo físico, seres comparables de alguna manera al ideal ario teutónico que con posterioridad se definiría como una raza superior.
Después de arduas horas de investigación y búsqueda por mi parte en la biblioteca nacional de Catalunya, gracias a mis modestos conocimientos de lenguas muertas, vivas y de estar por casa, pude encontrar un documento escrito en griego antiguo, desechado mil veces por otros historiadores nacionalistas, romos para la comprensión del idioma de Platón, donde se demuestra claramente la certeza de la tesis que aquí se expone. Se trata de un conjunto de cartas escritas por Filipo de Atenas nieto de Aristóteles y compañero infantil de juegos del gran Alejandro en Macedonia, emigrado a Ampurias con las primeras expediciones griegas. En ellas Filipo explica diferentes peripecias humanas en tierra extraña y sus relaciones con los nativos ampurdaneses, entre ellas los enamoramientos con individuos de ambos sexos y la obsesión del pueblo costero por un extraño dialecto que Filipo jamás llegó a comprender. Dichos documentos han sido validados en su autenticidad por medio de técnicas referenciadas con el carbono catorce en la muy prestigiosa universidad de Comillas por el equipo del padre jesuita Federico Tresantos. Como pueden observar nosotros huimos del tópico acomodaticio de los equívocos históricos. Fulano dice que Zutano dijo que Perengano oyó, y con tres autoridades de ésas se monta una historia. Pero la historia sagrada de nuestro país es algo muy serio y los historiados muchísimo más.


Oficialmente en el año 718 la conquista musulmana llegó al noreste de la península, ésta es la verdad oficial, sin embargo, la Catalunya Vella nunca fue conquistada por los moros, éste es otro hecho diferencial importante respeto al resto de la península Ibérica, cuyas consecuencias actuales merece valorar en toda su amplitud. No se trata de un insolente atentado contra la solidez de los hechos históricos. Se trata simplemente de reflejar en la pizarra de la historia las confusiones interesadas que se propagan en un momento dado y con el tiempo y las repeticiones sucesivas adquieren la categoría de verdad histórica. Los moros se extendieron por Francia ya desde, Narbona, Carcasona, (Carcassonne en francés, Carcassona en Occitano) hasta Toulouse, e incluso Burdeos. Dejando una importante bolsa aislada en el noreste peninsular, la Catalunya Vella. Un reducto infranqueable donde los sarracenos sufrieron varias derrotas, impensables bajo la perspectiva militar de cualquier época y ejercito, a no ser por la intervención divina que acompañó tales hechos.
Así como hay milagros para el bien, también los ha habido para el mal, y sean testimonio aquellos infelices puercos de la Escritura que se lanzaron al precipicio cuando el buen Jesús les metió los demonios en el cuerpo. En el caso de la no ocupación de nuestra amada patria por los moros, sucedió un milagro, llamémosle positivo, que, fundamentalmente por medio de la sublime intervención de nuestro Señor Jesucristo, bajo cuya ala protectora se encuentra nuestro pueblo. El Padre siempre ha mostrado sus preferencias por otra noble gente.
Los catalanes rechazaron a los moros con sólo una escalera de mano (para subir a la cruz) y la ayuda de Dios. De igual manera que se vinieron abajo las murallas de Jericó al toque de unas trompetas, sin necesitar siquiera que las tocaran siete guerreros sino siete sacerdotes. Tampoco debe causar mayor asombro que los catalanes causaran una enorme mortandad entre los infieles mahometanos con la ayuda del Señor, cuya voluntad, bien sabemos, sólo se manifiesta donde y cuando quiere, no bastando pedir, rogar, suplicar.
Otro ejemplo de mayor representatividad se encuentra en la victoria de Gedeón, insigne capitán del pueblo judaico, quien, con trescientos soldados, rompió a los cuatro reyes madianitas con sus ejércitos, pasando a espada a ciento veinte mil hombres.
Hay que mencionar que al frente del reducidísimo ejército catalán se encontraba el arzobispo de Vic, padre Hermenegildo Massana, descendiente directo de Ataúlfo y ascendiente lejano por parte de madre del Gran Honorable, para más señas.
Cuentan los cronistas que, en la resolución de la batalla, San Hermenegildo, pues de un Santo se trataba, con el corazón inflamado y los ojos puestos en el cielo, rompió en estas palabras:
Bien sabéis vos, mi Señor Jesús Cristo, que por vuestro servicio y por la exaltación de vuestro santo nombre emprendí esta guerra contra vuestros enemigos; Vos, que sois todopoderoso, ayudadme en ella, animad y dad esfuerzo a mis soldados para vencer al moro infiel, pues son blasfemadores de vuestro santísimo nombre. ¡Visca Catalunya Lliure! (Este grito de libertad parece que tuvo una buena aceptación en el cielo, pues apareció una clara señal luminosa durante unos cuantos segundos, no se aclara si de origen divino o debida a algún vehículo extraterrestre. El caso es que los españoles lo tienen duro, tanto si utilizan el famoso artículo de la constitución que habla del ejército español, como si no. Con según que enemigos, protegidos por seres sobrenaturales, es imposible luchar).
El lector ya está en disposición de comprender los amagos de revuelta actuales contra los moros en algunas poblaciones de nuestra sagrada patria. Lo que no consiguieron en el año del señor el 718 de nuestra Era, no lo van a lograr ahora.


A finales del siglo IX, el monarca carolingio Carlos el Calvo, teniendo en cuenta la gesta gloriosa del bendito pueblo cuatribarrado frente al enemigo común mahometano, y la comunicación directa con el Señor como todo pueblo elegido tiene, designó a Guifré el Pilós, noble descendiente de una familia del Conflent, conde de Cerdeña y Urgel, y conde de Barcelona y Gerona un poco más tarde. Fundándose con este conde-monarca la conocida Marca Cataláunica (los tozudos e ignorantes españoles le llaman la Marca Hispánica). Wifredo repobló Osona con payeses de origen griego, por supuesto arios puros, procedentes de Ampurias. Fundó los monasterios de Ripoll y San Juan de las Abadesas, también restauró la sede episcopal de Vic. Todo ello como ofrenda del pueblo elegido a Dios hijo nuestro Señor.
Además en un plano mucho más mundano inventó los castellests, esas torres humanas, las utilizaba en privado para practicar alguna que otra orgía sexual con el conocido número del salto del tigre.
El hecho de mayor trascendencia para nuestra gran nación fue, sin lugar a dudas, la valerosa gesta que dio lugar al nacimiento de la senyera, nuestra enseña nacional. Herido de muerte Guifré en su última batalla contra el infiel sarraceno. Mojando su mano en la sangre que manaba como manantial patriótico por un enorme boquete que tenía en el pecho, ocasionado por pica enemiga. Guifré pidió un lienzo donde imprimir su mano. En aquellos atribulados momentos, de griterío guerrero y confusión intelectual, su ayudante, un noi de Manlleu, solamente encontró cercano el turbante de un moro abatido. Desplegándolo diligentemente al lado del rey (era conde pero como si fuese rey) cogió la mano del monarca (mano de conde) y la estampó sobre ese fondo improvisado impuro, infiel pero útil. Este fondo, mancha infiel, impura y sarracena nos acompañara, desgraciadamente, a lo largo de nuestra historia. Alguien puede preguntarse ¿cómo cuatro barras y no cinco? La respuesta nos la suministra la historia. Guifré tenía cuatro dedos en su mano diestra, había perdido el dedo pulgar de niño, cuando jugaba a la taba, al ser mordido por un perro salvaje mientras buscaba el astrágalo.


El primer rey catalán con todos los derechos fue Ramón Berenguer III.
Más tarde, bajo el gobierno del rey Ramón Berenguer IV (1131-1162) se produjeron diferentes hechos fundamentales para la historia de Catalunya. El primero su boda con Petronila de Aragón, menudo bragetazo, lo que supuso la unión de la casa de Barcelona con el reino de Aragón. Con el tiempo el territorio común sería conocido como corona de Catalunya. Fruto de esta unión fue que Ramón Berenguer incorporó, por absorción, al reino de Aragón al de Cataluña, desapareciendo del mapa político, no geográfico, un reino de solera tan antigua, quedando convertido en una provincia autónoma de la gran Catalunya. El principal artífice de este sublime braguetazo fue el rey aragonés Ramiro que, hizo donación a Berenguer de su hija y de su reino, para que la tuviera a ella y al reino en dominio y señorío “salva la fidelidad a mí y a mi hija” (salva fidelitate mihi et filie mee.)Latinajo que proporciona veracidad al relato.
Ramiro se retiró a la vida monástica, para meditar seriamente sobre el disparate político- filial que había cometido, pero parece ser que no tuvo otra alternativa. Detrás de tal decisión había una verdadera historia de amor que a continuación pasamos a exponer:
Con motivo de la organización de unos juegos de invierno donde estaba prevista la participación de la mayoría de reinos cristianos europeos y algunos musulmanes menos belicosos, se reunieron en el castillo de Jaca, Ramón Berenguer, Ramiro y su hija la princesa Petronila. Parece ser que una promesa de matrimonio antigua entre Berenguer y Petronila ya existía desde hacía algunos años. Sin embargo el encuentro entre ambos jóvenes ocurrió más o menos como relata un afamado cronista de la época: “Al ver de nuevo a su encantadora prometida en las almenas del castillo, la reacción de Berenguer (obviamos el Ramón)fue de extrema cautela, seguida de inmediato por una agradable sorpresa. La delgaducha y poco agraciada chiquilla de hacía cinco años no se parecía en nada a la esbelta belleza de aire regio que contemplaba ahora. ¡Por todos los santos!, los informes que le habían llegado sobre la belleza de Petronila tal vez eran algo exagerados, pero no tanto, admitió Berenguer emocionado. Era el final del día, la luz del sol encendía una llama pálida en el pelo trenzado de Petronila y hacía que sus rasgos bien definidos parecieran tallados en alabastro.
Sintió la tensión entre las piernas, una reacción instintiva que aplastó bruscamente. La belleza de una mujer jamás lo dejaba indiferente, pero ése no era el momento para dar rienda suelta al torrente hormonal que despertaba en Berenguer la princesa Petronila.
Desde su caballo, Berenguer arrojó una rosa de un rojo intenso a Petronila, perfecta y tan delicada que parecía demasiado frágil para las temibles manos del guerrero catalán, manos que podían empuñar la espada con letales consecuencias. Sorprendida por aquel gesto propio de su amante, Petronila miró al formidable caballero cuatribarrado de rostro severo que se postraba ante ella con majestuosidad y elegancia, haciéndola olvidar los comentarios escuchados en la corte sobre los modales poco refinados de Berenguer cuando afirmaban que comía con los dedos a la manera mora. Ella estaba resignada con ese supuesto hecho, qué se le va a hacer, costumbre es ésa de los tiempos, aunque ya empiecen a notarse por ahí algunas innovaciones.” (El siguiente capítulo el jueves a la misma hora) .


En 1469, el matrimonio, otro matrimonio, del rey Ferran II de Cataluña con Isabel de Castilla, llamada la Católica, propicio el camino hacia una monarquía hispánica, a pesar de que durante siglos Catalunya mantuvo su condición de Estado, de soberanía plena, con todas las instituciones propias que definen a un Estado, con plena vigencia de sus constituciones y derechos. Cuando llega Carlos V, un rey que permaneció poco tiempo en la península, toma como base de operaciones Cataluña, con una población de seis millones (entre los reinos más poblados de Europa en la época), una pujante economía (Flandes, Portugal y el Norte de Italia eran las otras economías más desarrolladas del continente), y el descubrimiento de América por el reino de Catalunya, y su nuevo y poderoso ejército, brazo armado perfecto para las legitimas ambiciones expansionistas e imperiales. Mientras Castilla con trescientos mil habitantes, hacía lo que buenamente podía, vivir pegada a Cataluña y extraer el jugo económico de su tradicional negocio textil al por mayor y al detal.
Desde que el rey Ferran II de Catalunya impusiera su visión de Estado en toda la península, descontando a Portugal, los vaivenes históricos han sido diversos y contradictorios hasta llegar a nuestros días cuya situación, no lo duden cambiará muy pronto.














3 comentarios:

  1. Ya ves, los griegos eran los primeros que vinieron a la Costa Brava como cualquier alemán de hoy en día.

    Qué cosas

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  2. Olarieta de Lobarre2 de marzo de 2010, 21:59

    ¿...y dónde dices que vienen todas esas chorradas concatenadas?

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