“Pujol critica a los mossos por el idioma” (La Vanguardia)
“Jordi Pujol lamentó ayer que los agentes de la policía autonómica se dirigieran cada vez más en castellano a los ciudadanos y acusó al Departament d`Interior, que dirige Joan Saura, de no dar importancia al uso del catalán por parte de los Mossos d`Esquadra. En declaraciones a COM Ràdio, el ex presidente de la Generalitat admitió que su principal objetivo es garantizar la seguridad de los ciudadanos y ser eficaz, pero consideró que también fueron creados para ser una referencia de identidad de Catalunya.
Pujol citó el ejemplo de un ciudadano catalán de origen peruano al que un agente se le dirigió exclusivamente en castellano.”
Una vez más, el Gran Honorable, tiene que romper la barrera de lo políticamente correcto, y llamar la atención, a los responsables directos de nuestro ejército nacional. Sobre un hecho concreto, objetivo, irrespetuoso y transcendente, sobre el futuro de Cataluña. Mancillando (con el hecho) ,al mismo tiempo, la historia acrónica del glorioso cuerpo armado, y de sus valores ancestrales ,basados en el nacionalismo identitario, en el ensoñamiento consciente, y el romanticismo trasnochado. No debe perderse de vista que la principal misión del elitista y bien dotado cuerpo de ejército, es la obligatoriedad de velar por el sagrado deber de mantener la jerarquización de la lengua catalana en los territorios históricos por encima de la lengua oficial española.
Por más que los políticos cuatribarrados actúen con metodología y cálculo controlado en los procesos de selección y formación de los miembros de nuestro glorioso ejército nacional, siempre se pueden producir infiltraciones y operaciones quinta columnistas capaces de trastocar, aún en los aspectos de mayor sensibilidad nacional, como es el caso de la conversación con el ciudadano catalán de origen peruano, y trabajar con la innobleza del espía y saboteador profesional al servicio de las fuerzas de ocupación extranjera. Estos elementos infiltrados inducen a otros compañeros a que hablen castellano en algunas de sus actuaciones profesionales dando lugar, lamentablemente, a la adquisición de hábitos perversos en los sistemas de comunicación con el ciudadano.
Nos ha enseñado, sin embargo, la experiencia que siempre algunos puntos quedan por atar, siempre alguna leche se derrama por el camino, siempre algún alineamiento se tuerce hacia dentro o hacia fuera, lo que, aplicado a la situación en análisis, significa que se deben tomar medidas encaminadas a corregir tales desviaciones, causantes, sin lugar a dudas, del desaguisado denunciado por nuestro amado líder.
Como primera medida, y no la de mayor importancia, el mosso número 7.541, Don Apolonio Pérez i Gutiérrez, se le ha abierto el correspondiente expediente disciplinario. Cabe la posibilidad real de suspenderle de empleo y sueldo durante un periodo de tiempo superior a dos años e inferior a tres.(Se ha contemplado como atenuante que ,Don Apolonio, es padre de tres criaturas, además tiene mujer a cargo suegra y dos cuñadas). Ha sido advertido, por escrito, qué de producirse reincidencia en el grave hecho denunciado por nuestro gran timonel será expulsado del cuerpo sin previo aviso. Otras medidas de gran importancia política se presentarán en el parlament después de las vacaciones de verano.
De todas maneras y sólo a efectos informativos, la sanción no se la quita a Apolonio ni el mismísimo San Pedro, exponemos los hechos acaecidos el día de autos.
El ciudadano catalán de origen peruano, no se corresponde exactamente con la persona implicada involuntariamente en los hechos y referenciada en el informe, peruano sí, pero catalán difícilmente, pues se trata de Don Rigoberto Magallanes Ochoa, turista originario de Lima, concretamente del elegante barrio de Miraflores, antiguo vecino del escritor Mario Vargas Llosa y compañero de juegos y juergas juveniles. Este señor, Don Rigoberto, agradece el espíritu integrador y asimilador del catalanismo cuatribarrado, pero solamente llevaba varias horas en Barcelona cuando ocurrieron los hechos.
Nada más aterrizar en el aeropuerto del Prat, terminal uno, Don Rigoberto fue llevado, casi a rastras, a un amplio salón donde una especie de juez, con barretina, hacia determinadas y extrañas preguntas a tres árabes y dos rumanos que componían una pequeña cola. Don Rigoberto pensó rápidamente en algún programa televisivo y debido a su carácter cachondo y divertido se puso en la cola hasta que le llegó el turno. Don Rigoberto hombre cultivado e inteligente, salió del paso soltando la siguiente parrafada: “En el aspecto formal, el poeta Carles Riba adaptó el ritmo de la elegía clásica al sistema silábico y acentual catalán”.
El individuo de la barretina se levantó de su asiento excitado: ¡Excelente! ¡Excelente! Y puso en las manos de Don Rigoberto un bonito diploma ornado con las cuatro barras y una fotografía del Gran Honorable en sus años mozos. “Certificat de catalanitat per a immigrants”. Con una sonrisa divertida Don Rigoberto abandonó la sala y se dispuso a tomar un taxi para que le llevará a su hotel, cinco estrellas, quería pasar diez días en Barcelona, tenía una buena posición económica, y de cuando en cuando se hacia este tipo de regalos.
El dialogo, causante de la desgracia del mosso Don Apolonio Pérez i Gutiérrez, con Don Rigoberto fue de lo más corriente, Don Rigoberto se acercó a un coche patrulla para preguntar la situación de las Ramblas barcelonesas, típico lugar para turistas despistados.
Don Apolonio, el mosso, de natural bonachón, su primer impulso fue responderle en la nostra llengua, a pesar de que Don Rigoberto había utilizado su idioma materno el español, podía haber preguntado en inglés u otra lengua, pero tratándose bajo su punto de vista de “la madre patria” le pareció lo más apropiado. El mosso en muy pocos segundos cambió de opinión y le contestó en castellano. El aspecto campechano del peruano le recordó a su tío Feliciano natural de Villanueva de los Barros e inconscientemente utilizó también el idioma de su madre la señora Dolores.
El corto tiempo transcurrido en el intercambio de palabras entre ambas personas, utilizando el español, fue suficiente para poner en marcha la poderosa máquina delatora al servicio del nacional socialismo cuatribarrado. El policía acompañante de Apolonio era agente del SIN (Servicio de Inteligencia Nacional) y rápidamente, siguiendo los protocolos habituales, pasó la información y denuncia, a sus superiores vía criptográfica digital. A las pocas horas el Gran Honorable estaba al corriente del gravísimo suceso y del comportamiento poco honroso del traidor mosso.
Nunca, nunca, jamás, este país, Catalunya, estará suficientemente agradecida al Gran Honorable. Una persona tan inteligente y sensible, dedicando su enorme talento a denunciar el comportamiento relajado de mossos y otros servidores de la patria cuatribarrada. No se valora en su justa medida por los habitantes del oasis. Este gran hombre, este honesto político, repito honesto político, en tiempos de arribistas zapateriles , tiene todo el derecho a olvidarse durante algún tiempo de su enorme responsabilidad, y hacer por ejemplo como Don Rigoberto pasarlo bien en otras tierras, conocer otras mujeres otros horizontes. Sin embargo, erre que erre, al pie del cañón, denunciando públicamente a mossos y mossas poco respetuosos con su sagrado deber. Esto es un ejemplo para las generaciones venideras, qué digo, para la eternidad.
Está visto que lo que tiene que ser, tiene que ser, y tiene mucha fuerza, no merece la pena jugar con el destino, lo que está de Dios a la mano viene. La procesión, así se decía en los antiguos tiempos, todavía está saliendo de la iglesia. Sigámosla. Amén
Cita:
“No puedo llevar un registro de mi vida por mis acciones; la fortuna las puso demasiado abajo: lo llevo por mis fantasías.”
Montaigne
lunes, 22 de junio de 2009
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