domingo, 13 de septiembre de 2009

Caracoles

Caracoles


Los caracoles son moluscos gasterópodos de concha en espiral y con dos o cuatro tentáculos o cuernos en la cabeza, de los que existen numerosas especies terrestres y acuáticas, entre las cuales las más comunes pertenecen al género Hélix. Diferentes especies se distinguen por medio de adjetivos como: boyuno, judío, moro, sapenco,…..etc.
La palabra caracol se usa habitualmente en construcciones de sentido comparativo para expresar lentitud.
También, se llama caracol al rizo de pelo de forma redondeada o espiral, a la escalera de caracol, a la cavidad del oído medio, a una variedad de cante andaluz caracterizada por la repetición del caracoleo como estribillo y, a Manolo Caracol.
Últimamente han aparecido noticias en la prensa sobre una especie de caracol muy particular: El caracol Pomacea relacionándolo con la meningitis. Noticias incompletas, como la mayoría de noticias que aparece en los medios sobre temas técnicos o científicos. La meningitis es una enfermedad debida a numerosas causas, existen variados tipos de meningitis, tantos como causas que la provocan, vírica, bacteriana, protozoaria, iatrogénica…..la tira y más. El caracol Pomacea está relacionado con una variedad muy rara de meningitis, propia de los países orientales: la denominada meningitis eosinofílica.
De hecho se trata de una meningoencefalitis que se caracteriza fundamentalmente por un elevado número de eosinófilos en el líquido cefalorraquídeo LCR. La enfermedad se conoce con más frecuencia como meningitis eosinofilica. Se trata de una parasitosis.
El caracol en si no provoca la meningitis eosinofílica. Esta se debe a las larvas de un minúsculo y extraño gusano, el Angiostrongylus, que parásita ocasionalmente esta especie de caracol u otros gasterópodos, las larvas del gusano emigran al cerebro donde producen zonas localizadas de encefalomalacia , granulomas eosinófilos e inflamación meníngea (meningitis). El caracol se limita a ser el huésped del agente causal de la enfermedad. Análogamente ocurre con el mosquito anofeles y el paludismo o malaria. Tanto el caracol, como el mosquito, son vectores transmisores de la enfermedad, muy importantes, puesto que sin su concurso la enfermedad no tendría lugar.
Para adquirir la meningitis eosinofílica, es necesario ingerir caracoles que no sólo estén parasitados por el gusano, sino además crudos, de ahí que la enfermedad se dé precisamente en países orientales, con hábitos a comer caracoles y pescados crudos. La cocción destruye las larvas mencionadas y hace inocuos a los caracoles parasitados.


Hay una serie de vectores sociales transmisores de esa peste criminal de nuestro tiempo llamada terrorismo, diverso y universal, particular y nacionalista, como el terrorismo de ETA, que no sería posible sin un huésped adecuado, un huésped al estilo del caracol Pomacea, que almacena en su seno las larvas de los futuros terroristas. Los nacionalismos étnicos identitarios y racistas.
Tales nacionalismos, entre otras cosas, tienden a inventarse su propia historia: un acto de involución consentido y repetido como un mantra. Ahí está el caldo de cultivo de una educación en el odio, en la negación de la realidad y el rechazo a lo distinto.
La defensa de un ideal mediante el asesinato político no cabe en ninguna sociedad moderna y menos aún en un contexto político como el nuestro.
Algunos edulcoradores sociales de la familia política de los gasterópodos del nacionalismo, se permiten hablar, y escribir, sobre “lucha armada” refiriéndose claramente a los asesinatos cometidos por la banda terrorista ETA. Para quitarse moscas de encima y evadirse de la responsabilidad moral e intelectual de las acciones de la banda criminal, sacan a relucir la matriz marxista-leninista de los etarras, componente inicial histórica importante, pero en la actualidad abandonada en su totalidad.
A los etarras, como el gusano Angiostrongylus, les cabe el dudoso honor de ser especialmente raros y casi únicos. Con el enfoque totalitario de la procedencia de ETA los nacionalistas vascos e incluso muchos cuatribarrados intentan camuflar la verdadera ideología nacionalista extrema de los seguidores genuinos del espíritu de Sabino Arana.
Los gasterópodos del nacionalismo acusan a los españoles de criminalización del vasquismo en particular, y del nacionalismo periférico en general, por el hecho mismo de la existencia de la banda terrorista y, según ellos, obviar lo que hay más allá del asunto etarra. Ese más allá, por el que, individuos de la calaña del padre Arzallus hablaba de movimiento del árbol y recogida de nueces.


El cultivo del odio resulta fácil, como lo es la destrucción y el asesinato político. Lo realmente difícil es construir, la valentía tiene que ver con la construcción de la propia vida y la buena relación con los demás. Resulta absolutamente indispensable respetar a todos. Las personas sentimos empatía para con las otras personas por el hecho de serlo y de compartir de alguna manera muchos aspectos del trayecto vital. Sin embargo, hay que admitir la existencia de grupúsculos humanos con absoluta falta de empatía para reconocer a los demás como iguales. Individuos organizados y manipulados por falsos idearios basados en ensoñaciones y supuestas superioridades raciales capaces de matar por matar. Individuos educados en el discurso del desprecio hacia lo distinto. Las personas no nacen de una manera determinada sino que se hacen. Jóvenes nacidos en plena democracia y en un lugar privilegiado, con uno de los sistemas económicos más avanzados de Europa, mamarón el odio nacionalista extremo capaz de llevarles a matar con naturalidad y regocijo. Pasada la adolescencia, la persona acostumbra a hacer lo que más le place y si se dedican a matar es que les gusta. Ni la más mínima empatía con la víctima, ni la conocen, y para matarla se preparan semanas y meses, en un macabro ritual de cualquier secta criminal.
“Todos los humanos llevamos en nuestro equipaje distintos elementos, obsesivos, depresivos, histéricos y psicopáticos y así vamos tirando, manejando la complejidad del carácter de cada uno, pero cuando la psicopatía se hace con el resto de la persona, el individuo se vuelve un loco peligroso para todos los demás” (R. Margarit, La Vanguardia).


Las medidas profilácticas para luchar contra enfermedades como la malaria o la meningitis eosinofílica llevan asociadas el control de los vectores transmisores, lucha contra el mosquito anofeles, en el caso del paludismo, y cocción del caracol Pomacea para destruir las posibles larvas del gusano parásito. En la lucha contra el terrorismo etarra, además de llevarles a la cárcel, después de la actuación de la justicia, la lucha contra el vector requiere, como mínimo, impedir que los sistemas educativos estén fuera de un contexto democrático general para todos los españoles.

PD. El porcentaje de nacionalistas cornudos, por pura estadística, debe ser aproximadamente igual al de cornúpetas no nacionalistas, o de cualquier otro grupo humano donde se practique el deporte de la infidelidad conyugal, como picardía más o menos llevadera, depende de quién, y del contexto social donde tenga lugar. El hecho científico de que los caracoles tengan dos o cuatro cuernos resulta ajeno a cualquier interpretación interesada.