martes, 7 de julio de 2009
BENAMEJÍ, IZNÁJAR Y EL ESTATUTO DE CATALUÑA QUE VIENE
Mi vecino del cuarto primera, el señor José, es natural de Benamejí pueblo cordobés cercano a Iznájar , lugar de nacimiento de nuestro amado president Montilla. Ambos pueblos están bañados por el río Genil y comparten en muchos aspectos el famoso pantano del sur peninsular. El señor José, mi vecino del cuarto primera, me habla a menudo de su pueblo de origen. Está jubilado y cuando me engancha en la escalera, en el portal o en el kiosco donde ambos compramos el periódico, aprovecha para pegar la hebra y explicarme vivencias lejanas de sus primeras correrías por tierras cordobesas. Dejó Benamejí a los doce años, nació en 1944 por lo que lleva viviendo en Cataluña 53 años, casi toda una vida. El señor José raro es el año que no visita su pueblo, tiene familiares cercanos allí y el hombre, con la excusa de verles, siempre está a punto para darse una vuelta por el terruño. Ahora con la jubilación se está planteando volver definitivamente al lugar que le vio nacer. No obstante ese proyecto lo contempla poco realizable, la mujer y los hijos han nacido en Cataluña y ello le ata definitivamente a esta tierra.
Según mi vecino José, Benamejí es un pueblo con señorío, desde que allá por 1549 Don Diego de Bernuy eligiese este espectacular enclave natural, ante disfrutado por romanos y árabes, y se trajese al mejor arquitecto, Hernan Ruiz II, para que hiciera el magnífico puente Renacentista sobre el río Genil.
Benamejí es literatura de Calderón con la Niña de Gómez Arias, de Lorca con su Romancero Gitano, y de los Machado con La Duquesa de Benamejí (de nobles y bandoleros 1932 Manuel y Antonio Machado). Ruta del Tempranillo, pueblo bandolero.
La literatura histórica sobre bandolerismo ha utilizado a Benamejí como un punto importante de actuación en el siglo XIX. El paso por el puente para vadear el río, en el camino de Córdoba a Málaga, y su entorno entre colinas facilitaban las cosas para tender emboscadas. En la guerra de la independencia contra los franceses numerosas cuadrillas operaron por los contornos de Benamejí. Son históricos los nombres de Pedro Pena, apodado el Sotana, Juan de Campo, Pedro Alcal Heredia y Francisco Lozano el Bolsero. Entre otros.
El Estatut pasa por Aragón (tranquilo Six se trata de otro Aragón). Con este titular aparecía la Vanguardia el 22 de Junio pasado. “La mayoría a favor del texto es ahora de seis votos contra cuatro, un apoyo en el que está siendo clave la postura del catedrático de Derecho Constitucional Manuel Aragón Reyes”
“El catedrático de Derecho Constitucional está teniendo un papel fundamental en la deliberación de la sentencia sobre el Estatut, que ha entrado en su fase final. La resolución que está elaborando el TC es el resultado de un complejo sistema de equilibrios, al que Aragón ha hecho algunas aportaciones decisivas, después de una etapa de fuertes tensiones internas en la que la precaria mayoría favorable a la reforma estatuaria catalana estuvo a punto de venirse abajo.”
Parece ser que la actuación de Aragón hará posible una estrategia con la que se conseguirá una mayoría favorable al Estatut por seis votos a cuatro.
Este Magistrado del Tribunal Constitucional fue nombrado por el gobierno de Zapatero el 4 de junio de 2004, junto a Pablo Peréz Tremps, en sustitución de Manuel Jiménez de Parga y Tomás Vives, es de los considerados progresistas, línea zapateril, dentro del alto tribunal.
Manuel Aragón Reyes fue director del Centro de Estudios Constitucionales y miembro del Consejo de Estado. Presidente del Consejo Económico y Social de la Comunidad de Madrid, Discípulo de Francisco Rubio Llorente, es heredero de esa escuela de constitucionalistas. Participó activamente en la formación académica del príncipe Felipe de quien fue preceptor cuando este estudió Derecho en la Universidad Autónoma de Madrid.
Manuel Aragón Reyes Nació en Benamejí en el año 1944
Comento la noticia periodística con mi vecino del cuarto primera el señor José, él también nació en ese pueblo de Córdoba en el mismo año y parece que en idéntico mes que Aragón. ¡Caray, Caray! Con Manolito fue lo primero que me comentó? Quién lo iba a decir? Después me explicó que Aragón Reyes Procedía de una familia adinerada del pueblo, cuando José era un niño poseían fabrica de harina, diversas fincas rusticas y casas varias. Recuerda con simpatía a un tío por vía materna de Manuel Aragón, Pepe Reyes, dueño de un importante comercio de ultramarinos situado en la calle José Marrón, donde la familia Aragón Reyes tenía parte de sus negocios.
Que de alguna manera había compartido juegos infantiles con el Magistrado, “Manolito”, dentro de un orden, ya se sabe las clases sociales en un pueblo de unos escasos 5000 habitantes estaban muy bien definidas y claras en esos tiempos. A partir de aquí poco más le pude sacar a mi vecino del cuarto primera el señor José. Él es muy despierto y se daba cuenta que yo buscaba que se mojara y opinara claramente sobre la actuación de sus dos celebres paisanos, Montilla y Aragón en el asunto del Estatut de Cataluña. Pero no hubo manera.
Pues bien, yo sí, voy a opinar. Curioso mundo político el nuestro. El Estatuto que viene, que se nos echa encima, sobre todo a muchos de nosotros que padeceremos su aplicación con puntos y comas, tiene sus principales impulsores en dos personas originarias de Córdoba, de dos pueblos vecinos de Córdoba, un hijo del proletariado emigrado a Barcelona y otro hijo de la burguesía franquista andaluza con tintes de progresista.
El señor José, mi vecino del cuarto primera, subió hacia su casa pensativo y concentrado, algo le estaba carcomiendo por dentro que le tenía preocupado. Nuestras pequeñas terrazas son contiguas y separadas en la galería por un simple cristal opaco, estas colmenas del extrarradio son como cajas de cerillas y en días calurosos el pequeño balcón o galería es un refugio ventilado y agradecido. El señor José, mi vecino del cuarto primera, me lo imagino sentado en su galería, yo por educación desde la mía, contigua, no moví ni un musculo para observarle, empezó a pensar, hablar, en voz alta y si la memoria no me hace ninguna mala pasada esto es lo que pude oírle:
“Manolito cabroncete, menuda putada nos estás haciendo a muchos de tus paisanos, tú no lo necesitas como es el caso de Montilla, tú eres un profesional brillante y de categoría, no como el sin oficio del mudito, tu no vives aquí y no tienes que congraciarte con ningún fanático cuatribarrado. Recuerdo ,cuando niños, tu bicicleta orbea envidia de todos los desarrapados hijos de jornaleros que te mirábamos embelesados, así como los juguetes de niño rico que con frecuencia mostrabas. Te acuerdas de Rosario aquella morenita trigueña de pechos pujantes que me pisaste por el sólo merito de ser rico, muchas mujeres desde niñas sienten una atracción irresistible ante el poder, y Rosario cumplía esa regla, no sé qué habrá sido de ella. Yo tuve que abandonar nuestro pueblo a los doce años por pura supervivencia, parte de culpa atribuible a familias como la tuya, también por culpa nuestra evidentemente por no habernos espabilado suficientemente, yo no creo en máximas como “Quien nace pobre en la periferia de Barcelona tiene muchas probabilidades de serlo toda su vida y de que lo sea su descendencia”. Hay que espabilarse, por ese motivo nos vinimos para aquí. Pero a lo que vamos, Manolito por tus muertos, que están enterrados cerca de los míos, no le pongas fácil al imbécil de la Moncloa tema tan importante como la inconstitucionalidad del Estatut. Y sobre todo Manolito ¡Coño! No nos jodas”.
En honor de mi vecino del cuarto primera, el señor José, un detalle que le gustará:
Voces de muerte sonaron
cerca del Guadalquivir.
Voces antiguas que cercan
voz de clavel varonil.
Les clavó sobre las botas
mordiscos de jabalí.
En la lucha daba saltos
jabonados de delfín.
Bañó con sangre enemiga
su corbata carmesí,
pero eran cuatro puñales
y tuvo que sucumbir.
Cuando las estrellas clavan
rejones al agua gris,
cuando los erales sueñan
verónicas de alhelí,
voces de muerte sonaron
cerca del Guadalquivir.
Antonio Torres Heredia,
Camborio de dura crin,
moreno de verde lun luna,
voz de clavel varonil:
¿Quién te ha quitado la vida
cerca del Guadalquivir?
Mis cuatro primos Heredias
hijos de Benamejí.
Lo que en otros no envidiaban,
ya lo envidiaban en mí.
Zapatos color corinto,
medallones de marfil,
y este cutis amasado
con aceituna y jazmín.
¡Ay Antoñito el Camborio
digno de una Emperatriz!
Acuérdate de la Virgen
porque te vas a morir.
¡Ay Federico García,
llama a la Guardia Civil!
Ya mi talle se ha quebrado
como caña de maíz.
Tres golpes de sangre tuvo
y se murió de perfil.
Viva moneda que nunca
se volverá a repetir.
Un ángel marchoso pone
su cabeza en un cojín.
Otros de rubor cansado,
encendieron un candil.
Y cuando los cuatro primos
llegan a Benamejí,
voces de muerte cesaron
cerca del Guadalquivir.
Con un clavel grana temblando en la boca, con una varita de mimbre en la mano, por una "verea" que llega hasta el río, iba Antonio Vargas Heredia el gitano. Entre los naranjos la Luna lunera, ponía en su frente la luz de azahar. Y cuando apuntaban las claras del día, llevaba reflejos del verde olivar, del verde olivar. Antonio Vargas Heredia, flor de la raza calé. Cayó el mimbre de tu mano y de la boca, el clavel, y de la boca, el clavel. De Puente Genil a Lucena, de Loja a Benamejí. De Puente Genil a Lucena, de Loja a Benamejí. Las mocitas de Sierra Morena se mueren de pena llorando por ti. Antonio Vargas Heredia, se mueren de pena llorando por ti. Era Antonio Vargas Heredia el gitano, el más arrogante y el mejor plantao. Y por los contornos de Sierra Morena no lo hubo más bueno, más guapo, ni "honrao". Pero por "curpita" de una hembra gitana, su faca en el pecho de un hombre se hundió. Los celos malditos nublaron sus ojos y preso en la trena, de rabia lloró, de rabia lloró. Antonio Vargas Heredia, flor de la raza calé. Cayó el mimbre de tu mano y de la boca, el clavel, y de la boca, el clavel. De Puente Genil a Lucena, de Loja a Benamejí. De Puente Genil a Lucena, de Loja a Benamejí. Las mocitas de Sierra Morena se mueren de pena llorando por ti.
Antonio Vargas Heredia, se mueren de pena llorando por ti.
Etiquetas:
Nacionalismo cuatribarrado
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