sábado, 13 de junio de 2009

FLAGELACIÖN



“Vaya por Dios: Zapatero no se flagela. Tres días estuvimos esperando que apareciera en carne mortal, dándose golpes con un látigo, confesando su derrota, pidiendo perdón por los pecados cometidos, con el polvo mordido en su boca ensangrentada, y decepcionó a la afición. Ni una nota de autocritica. Ni una palabra de arrepentimiento ni reproche. Resultado decente; “muy digno”. Ni siquiera se cargó a Leire Pajín: la felicitó por la campaña. Ese es el sonido de José Luis Rodríguez Zapatero en medio de la algarabía postelectoral.” (Fernando Ónega La Vanguardia).

En efecto: parece qué, el risueño permanente, no se flageló, al menos públicamente, a pesar de su altísimo componente femenino, no apareció con señales claras de haber atormentado su cuerpo. Sabido es qué, los flagelantes gozan atormentando su estructura corporal, vista por ellos mismos como una parte viciada. Históricamente el cuerpo femenino se ha llevado la palma en esa perversión asociada a la mística tradicional. Los flagelantes históricos veían el cuerpo como basura y querían someterlo al orden divino. Los flagelantes inquietaron a la Iglesia: escapaban a su control, y se les acusó de poseídos.
Una estudiosa de estos temas es la académica francesa Elizabeth Roudinesco, de origen rumano, historiadora del psicoanálisis y psicoanalista. Recientemente ha escrito un libro “Nuestro lado oscuro. Una historia de los perversos”. En este nuevo trabajo recorre lo que fue considerado a lo largo del tiempo como “perversión”, es decir, una especie de historia de las nociones de bien y mal, desde los flagelantes de la Edad Media, pasando por el infanticida Gilles de Rais, el Marqués de Sade y el nazismo, para describir el estado de cosas en una sociedad a la que la escritora define como perversa, en la cual el sujeto es considerado por el Estado como “una cosa”, tal cual está sucediendo en los países occidentales.


¿Dónde empieza la perversión y quiénes son los perversos? Desde la aparición del término en la Edad Media, se considera como tal a aquel que goza con el mal y con la destrucción de sí mismo o de otro. ¿Quién es perverso? “un verdugo en plena faena con una erección” Contesta Elisabeth. No obstante, cada época juzga y trata a la perversión a su manera. La historia de los perversos en Occidente se narra en el libro de Elizabeth Roudinesco a través de sus figuras emblemáticas, desde la época medieval , Gilles de Rais, los místicos, los flagelantes, hasta nuestro tiempo (el nazismo, los tipos complementarios del pedófilo y el terrorista), pasando por el siglo XVIII (Sade) etc. Nuestra época, que cada vez cree menos en el hecho de que cada uno de nosotros encierra su lado oscuro, finge suponer que la ciencia pronto nos permitirá acabar con la perversión. “El mal fascina, por eso lo negamos”. Una historia extraordinaria de la transgresión, no deja de ser un ensayo apasionante. La autora pretende demostrar en su libro que todos tenemos un lado oscuro y perverso. Es la mirada de la sociedad sobre lo perverso la que se modifica a través del tiempo, y el estudio de esa mirada histórica permite comparaciones en ocasiones chocantes.
“Si el mal no existiera no sabríamos lo qué es el bien” dijo un gran pensador. Ello de alguna manera permite normalizar, hermosa palabra, la perversidad. Todos somos perversos. Pero, sin caer en la criminalidad, unos más que otros y con una consideración social que se transforma con los siglos. La señora Roudinesco cataloga a los perversos de la historia, como flagelantes, místicos, nazis, pedófilos, terroristas, y casos tan extravagantes como (los niños masturbadores, los homosexuales, y las mujeres histéricas). Esta buena mujer pone algunos ejemplos muy curiosos: “No es lo mismo masturbar un caballo que violar una gallina” en relación a una de las últimas perversiones vigentes, la zoofilia.


Lo perverso es un concepto variable. Originalmente, el término significaba a contra natura y se aplicaba a los que practicaban el sexo de forma antiprocreativa . Actualmente con todas las variables sexuales permitidas por ley, mientras sea entre adultos y con consentimiento mutuo, la perversión solo puede aplicarse a aquellos que gozan haciendo daño al otro, o tratándolos como objetos. El perverso disfrutará destruyendo o autodestruyéndose, es quien goza dañando. No necesariamente el perverso es criminal. Sin embargo, es el perverso criminal el que más horroriza y fascina. Todo lo extremo fascina. La perversión es fruto del animal humano. En cada momento histórico percibiremos algo como perverso.
Desde la Edad Media hasta nuestros días, Roudinesco convoca a seres tan despreciables como Gilles de Rais, mariscal de Francia, compañero de armas de Juana de Arco, y, asesino en serie, que descuartizó a más de 300 niños en orgías cuidadosamente montadas, o transgresores como el marqués de Sade, que parece que le excitaba ver a los otros como objetos para el sexo anal. Encarcelado durante 28 años, Sade canalizó sus pulsiones en literatura. Si Sade hubiera vivido hoy, sería un señor con sus particulares gustos sexuales, no penados si son consentidos. A Sade solo se le reprocharía el maltrato a su mujer, porque la forzaba al sexo anal.
Continuando con las opiniones de la señora Elisabeth, menuda especialización la suya, el arte sublima las perversiones en muchos casos y pone como ejemplos a Sade, Wilde, Proust, Süskind ( El perfume),y……Almodovar. “Por su mirada complacida hacia los transexuales, que a la postre son la nueva encarnación del flagelante, pues someten su cuerpo a una mortificante transformación para ganarse el paraíso de una identidad sexual”.


Para no desviarnos mucho del tema, el motivo de este escrito es el gran mentiroso, ¿ La mentira compulsiva con fines de aprovechamiento político es una perversión? . La autora del libro lo deja entrever definiendo la figura del perverso como aquella persona que no siente empatía por el otro. Instrumentaliza al otro como a un objeto. Suele ser seductor. Inteligente. ¡O estúpido!. Flaubert equiparaba la estupidez y perversión. “El psicoanálisis puede con todo menos con la estupidez”.
Claramente ZP no cuadra con la modalidad de flagelante, luego ante este tipo de perversión queda descartado. Si el periodista Ónega, esperaba la flagelación zapateril , demuestra no haber leído a la señora Roudinesco. De haberlo hecho su planteamiento hubiera transcurrido por otros andurriales conceptuales. No sé, si la gallina o el caballo, no lo sé, o la erección del verdugo, tampoco lo puedo afirmar, todo son hipótesis de trabajo más o menos fundamentadas en la observación diaria de los comportamientos políticos de los líderes de los grandes y pequeños partidos, no perdamos de vista al Neng y su entorno, vaya otro, después de reducir a la nada un partido político lleno de vitalidad y fuerza emergente, aparece en público diciendo que no ha ocurrido nada. Creemos que estas cosas solamente se pueden explicar desde el análisis psicoanalítico más elaborado y desde la perversión política más escatológica.


Ya sabíamos, sin la ayuda de la doctora francesa, que la perversión forma parte de la naturaleza humana. Todos tenemos un lado perverso, que da de relieve a nuestro lado compasivo. Pero hay casos y casos, no es lo mismo el individuo qué, por ejemplo, sale al campo y por puro placer sexual se dedica a matar hormigas o a pisotear flores. Qué otro, que desde su privilegiado puesto de poder joroba con sus decisiones políticas a medio país. Otras situaciones de perversión aparecen claramente como grupales: el caso de la normalización obligatoria cuatribarrada ¿Existe algún tipo de perversión de mayor enjundia? A propósito la última perversión de naturaleza cuatribarrada parece que ha sido la siguiente: Reunidos Montilla y zapatero en la Moncloa, junto con la Chacón como intérprete, con la intención de resolver, de una vez por todas, el tema de la financiación Zapatero propuso a Montilla 2500 euros para cada habitante del Estado español (en palabras de ZP). Montilla dijo no. Zapatitos fue subiendo hasta llegar a 15000 euros por persona. Montilla no, y NO. Zapatero desesperado no sabía qué hacer. Entonces la Chacón le sopló al oído (bis….bis). El presidente de España le ofreció a Montilla 1500 euros por cada catalán y doscientos para cada uno del resto de españoles. El convenio se firmó en el acto. Cosas de las perversiones cuatribarradas. No se sabe si Montilla tuvo en ese momento supremo una erección.
De todas maneras no hay que desanimarse, la académica francesa dice que pretender extirpar toda perversión deviene en la mayor perversión. La aversión al mal puede a su vez ser perversa. Anhelar una sociedad perfecta, sin sombra de infelicidad, limpia de todo mal ….es muy perverso. Una humanidad del todo beatífica ¿sería humanidad?. Decididamente el que no se conforma es porque no quiere.