viernes, 29 de abril de 2011

A 110 Kilómetros por hora




110 Kilómetros /hora, o si se quiere 30,55555…..metros/segundo, será la velocidad límite para conducir por las autopistas españolas, incluidas las catalanas, a partir de del día 7 de marzo. Parece que el ahorro de combustible, un 8% de media, aproximadamente un euro cada cien kilómetros, al comparar con los 120 kilómetros anteriores, en estos tiempos de penuria económica resulta ser la clave del asunto. Aunque la tajada que se comerá trafico sí, será verdaderamente sustanciosa, cuando empiecen a subir las multas casi de manera exponencial como consecuencia evidente del poco caso que harán muchos conductores al circulito redondo de la señal obligatoria de 110. Los 80 kilómetros/hora en Cataluña dieron lugar a la imposición de 360.000 multas, ninguna menor de 100 euros! Calculen! El vicepresidente tercero con ese verbo florido tan característico suyo y el torrente silábico sublime que define su pensamiento político, niega la improvisación del 110 km/h: «Llevábamos dos semanas preparándolo»

Expongo a continuación una serie de cuestiones aparentemente muy dispares entre sí, pero si se analizan con un cierto espíritu crítico buscando la relación causa efecto los hechos e ideas que se describen podrían considerarse elementos básicos de un mismo conjunto finito de elementos relacionables según las leyes sociales del comportamiento humano, condicionado a su vez por determinadas reacciones bioquímicas que regulan el cerebro y otros lugares de la topografía corporal.

El Tribunal de Justicia de la Unión Europea prohibirá que las aseguradoras tengan en cuenta el criterio del sexo para el cálculo de las primas de sus pólizas por considerar que ello constituye una discriminación. El seguro del coche (y a las de otros ramos, como Vida o Salud) se encarecerá hasta un 33% para las mujeres tras una sentencia de la Unión Europea
El Tribunal de Justicia prohíbe a las aseguradoras tener en cuenta el sexo para el cálculo de las primas, pese a que las mujeres sufren menos accidentes. Según las compañías, en que las estadísticas demuestran que las mujeres tienen menos riesgo de accidentes que los hombres. En seguros de Vida, es la mayor expectativa de longevidad. De hecho, actualmente las diferencias de precios entre hombres y mujeres son favorables a éstas en hasta un 33%.

Hace unos meses El MUNDO reportaba una noticia curiosa: “Fuentes de la Policía Local de Valencia han confirmado la multa a un hombre por masturbarse mientras conducía su furgoneta Renault Trafic por la calle San Vicente de la ciudad.” La multa especificaba claramente el hecho: “Sin mantener la libertad de movimiento, ni prestando la atención necesaria a la conducción (se estaba masturbando con la mano derecha)” la multa parece que ascendió a 150 euros.
Sonia una vecina se quedó alucinada al enterarse de la noticia “Es un peligro, si ya lo es hablar con el móvil, hacerse una manuela más” comentó la joven.
Otra joven de la ciudad cree que igual el conductor no estaba masturbándose. “Lo mismo se estaba rascando el chico, no creo que se pueda concentrar en todo a la vez. O igual le entró una necesidad y no se pudo reprimir” comentó la chica, quien resaltó la dificultad de la acción. “Nos costaría a nosotras, y eso que dicen que podemos hacer dos cosas a la vez” bromeó.
Un joven francés, por su parte, se sorprendió de que alguien pueda conducir y masturbarse al mismo tiempo “Es que conduciendo no veo la excitación o la motivación, como no sea la velocidad”

La andropausia o climaterio masculino, el equivalente viril de la menopausia femenina, cesación de la regla, llega lentamente, en la que las aptitudes genésicas comienzan a decaer.
Robert Redford reveló aliviado cuando cumplió 70 años como su edad la había librado del impulso sexual que tiraniza al varón de por vida “Ya no tengo que ir a donde me lleva mi rabo”.
Mi vecino Manuel, jubilado hace varios años de una empresa automovilística, cuenta que durante su juventud se comportaba como un verraco y ahora solamente se siente hombre cuando toma viagra y lee el siguiente versículo del libro sagrado:
“Y di a las creyentes que bajen la mirada y que guarden su castidad, y que no muestren sus atractivos, sino lo que de ellos sea aparente; así pues, que se cubran el escote con el velo. Y que no muestren sus encantos a nadie salvo a sus maridos, sus padres, sus suegros, sus hijos (…) y que no hagan oscilar las piernas a fin de atraer la atención sobre sus atractivos ocultos”
Parece ser, según explica mi vecino Miguel, que la acción del citrato de Sildenafilo (viagra) combinado con el versículo anterior, pureza y recato en estado puro, le transportan a un estado transitorio donde la imaginación sobre lo que no ve, ni palpa, desencadena en Manuel tal placer místico-sexual que ni en sus mejores momentos juveniles tendría punto de comparación.

La última ganadora del premio Nadal, el premio literario de los más antiguos concedidos en España, Alicia Giménez Bartlett, trata sobre un personaje real “La pastora” persona nacida en una masía de Vallibona. Un dictamen médico estableció que genética y hormonalmente era hombre, pero había nacido con una malformación genital, pseudohermafroditismo masculino: escroto bífido y pene muy pequeño, que hizo dudar a sus padres …..Y la madre decidió registrarlo como mujer para evitar malos tragos en la mili. Le vistieron como a una niña, pero tenía fuerza y comportamientos montaraces de niño.

Louann Brizendine es una neuropsiquiatra americana autora del libro “El cerebro masculino”. Esta señora mantiene la teoría de que las diferencias morfológicas, químicas y hormonales entre cerebros masculinos y femeninos son el origen de los distintos comportamientos entre unos y otras. Parece ser que la testosterona (3-ceto-17-hidroxi-4-androsteno) obtenida por primera vez en 1934 por Laqueur en forma cristalina de los testículos de toro, resulta ser el andrógeno más activo y abundante en los testículos. Dicha hormona masculina desarrolla y estimula los caracteres sexuales secundarios, genitales y extragenitales, mantiene las funciones normales del aparato genital e imprime su carácter al psiquismo masculino. Activa los circuitos del sexo y la agresividad y afronta la búsqueda de la pareja objeto de deseo. La testosterona se multiplica por veinte entre los 9 y los 15 años de edad, que es cuando los chicos esconden bajo el colchón revistas porno y dedican más tiempo, primero al reconocimiento de su cuerpo y después a la satisfactoria tarea del onanismo. Cuando el individuo se acerca a la senectud los niveles de testosterona descienden hasta casi desaparecer en muchos casos.

Se pueden explicar pues, comportamientos aparentemente extraños, como el de mi vecino Manuel, el de las compañías aseguradoras, el caso de la Pastora, el del conductor de la furgoneta, los comentarios de Robert Redford y los del vicepresidente tercero………. Ahondando un poco más en el tema incluso se entiende ese furor cuatribarrado por eliminar los toros en Cataluña. El nacionalismo cuatribarrado siempre ha presentado a lo largo de la historia un déficit grande de testosterona, tal hecho constatable resulta una enorme ventaja para mantener unida la nación española.
En el Confidencial (13-2008) comentando un trabajo de Adolf Tobeña se escribe sobre el poder y la testosterona:
“El poder es una cuestión de cojones”

“Se trata de una afirmación que casi nadie se atreve a enunciar en voz alta, y que si sale a relucir en una conversación, suele abordarse en tono humorístico. Pero mucha gente, sobre todo en determinados ambientes de poder, guarda la certeza de que, en realidad, quien logra imponer el mando en los ambientes políticos y económicos es, como en las manadas, quien más huevos tiene. Y a una conclusión similar llega el Director del Departamento de Psiquiatría y Medicina Legal de la Universidad Autónoma de Barcelona, Adolf Tobeña: “el poder social, ese que se manifiesta como la capacidad de salirse con la suya y de dominar a los demás, tiene que ver en primera instancia, y tanto en hombres como en mujeres, con la testosterona”.
Tobeña expone sus argumentos al respecto en Cerebro y poder (Ed. La esfera de los libros), un texto nacido nace de una reunión de amigos en la que se debatía acerca de una supuesta falta de fibra de los catalanes de esta época para plantearse grandes desafíos, en el ámbito empresarial o político. Cuando el autor puso su tesis sobre la mesa, el resto de intervinientes la ridiculizaron en seguida. Una reacción que es comprensible, según el psiquiatra catalán, toda vez que “nuestro cerebro nos transmite continuamente la sensación de que no estamos sujetos a las exigencias de la biología, de que tenemos muchos grados de libertad. A eso se le ha llamado espíritu, mente o alma. Y como se quiere preservar ese espacio, no nos gusta plantear las cosas en términos mecanicistas, lo que explica las resistencias que generan estas explicaciones tanto a derecha como a izquierda”.
Y, sin embargo, según Tobeña, estamos ante una idea sostenida desde antiguo. “Todas las épocas han tenido claro que el poder es asunto de pelotas, de ponerle coraje. Igualmente, todo el mundo sabe que cuando se castra a los animales y ya no producen las hormonas que dan ímpetu, se convierten en mansos”. Lo que ocurre es que “como el poder actual es complejo (en él se citan el dinero, las influencias, la pillería o las coaliciones entre individuos) la reacción habitual es decir que esa explicación es una chorrada. Pero hay un territorio en el que el poder siempre se dirime cara a cara, ya sea en el ámbito doméstico, en el laboral o en el profesional, y ahí gana el que tiene más arrestos y más aguante. Y eso es fruto del cóctel de hormonas que su cuerpo fabrica, que son los que le dan el ímpetu y el coraje”. Si no fuera por estas hormonas, siendo la principal la testosterona (que se secreta en los testículos pero también, en menores cantidades, en la piel y en las cápsulas suprarrenales de las mujeres) “no se entendería por qué hay gente sabia, trabajadora e inteligente que se queda en la fila inferior y otros, menos dotados pero más sagaces que se espabilan hasta llegar a la cumbre”.
Una parte importante de los mecanismos que permiten a personas con menos cualidades objetivas pero más avispadas subir los escalones del éxito, consisten, según el catedrático de psicología médica y psiquiatría de la Universidad Autónoma de Barcelona, en no reconocer nunca el deseo de influir y dominar. “Las posibilidades de ganar en el juego dependen de tu sagacidad y tu insistencia, pero también de la de los demás; si puedes ocultar tus intenciones, contarás con ventaja”. Un segundo motivo tendría que ver con los fundamentos culturales: “Nuestra tradición, que es la cristiana, aquella en la que antes entra un rico por el ojo de la aguja que en el Reino de los Cielos, nos lleva a ocultar decididamente las ansias de poder. En la tradición protestante o en la judía, sin embargo, no está tan mal vistas”.

Habría, afirma Tobeña, algunos sectores empresariales en los que el deseo públicamente expresado de triunfar, de ser el primero, resultaría muy valorado, como ejercicio de sinceridad y como prueba de ambición. Pero socialmente, el único ámbito donde esa clase de discurso puede aparecer es en el deporte. “Y por eso nos apasiona tanto. Porque, en el fondo, lo que nos atrae es quien gana y quien pierde, y eso en el deporte se ritualiza: si sabemos el resultado de un partido, ya deja de interesarnos. Pasa igual con los Oscar. O con la bolsa, donde lo importante es quién sube y quién baja. Y en las contiendas electorales”
“En ese proceso por alcanzar altas cotas de poder resultan primados, según Tobeña, quienes reúnen condiciones para el bandidaje parasitario y embriagador. Los seres crueles, astutos, dominantes, persuasivos, falsos, manipuladores y audaces parten con ventaja. “Ya Maquiavelo, Hobbes o Talleyrand afirmaron que para llegar a la cima del poder político y mantenerse hay que ser bastante bribón”. Pero, ¿sólo en la política? ¿No estaríamos ante características necesarias para alcanzar el poder en todos los ámbitos, incluidos el empresarial o el académico? “Desde luego, ocurre en todas partes, también en la empresa o en la universidad. Con una salvedad, el ámbito de la ciencia. Porque si es cierto que en el ámbito académico es posible utilizar esas cualidades para medrar, es mucho más difícil hacerlo en el científico, ya que es un sector que contiene reglas sibilinas que permiten que el bribón o el granuja sean descubiertos. Así, alguien puede afirmar que ha realizado un descubrimiento, pero hasta que eso que afirma no puedan repetirlo los demás llegando a idénticos resultados, no será creído. Y aunque algunos granujas prosperen, esta clase de reglas hace que tarde o temprano sean descubiertos”.
“En la medida en que cree que son determinadas cualidades personales las que permiten alcanzar las cotas más altas del éxito profesional o empresarial, Adolf Tobeña resta validez a esa convicción tan extendida según la cual el poder corrompe. “Más bien, selecciona a sujetos que ya llevan en sí unos rasgos que les predisponen a servirse del esfuerzo ajeno en provecho propio”. Si bien el catedrático reconoce que hay mecanismos en el poder que alteran voluntades, y que en ocasiones hay gentes honestas que fueron corrompidas cuando ocuparon altos cargos, “lo cierto es que esto es la excepción. La regla es que quienes se encumbran tienen facilidades temperamentales para dejarse corromper y a traicionar a los que les acompañaron, porque pesa más el medro personal que los intereses colectivos. Y esto es muy frecuente en la política”.

Colom:
“Todos los inmigrantes que han venido a Cataluña tienen que hablar el catalán, y punto” per collons ¿No?

Antonio Robles:
‘En Cataluña hoy se excluye a sus ciudadanos [castellanohablantes] no sólo porque su élite política se comporte como la mafia, sino porque hay demasiados ciudadanos corrientes que son unos cobardes’

En el treinta aniversario del manifiesto de los 2.300 asistieron unas doscientas personas, cuando lo normal en una sociedad libre sin miedo a represalias laborales, sociales o de otra naturaleza es que, hubiesen asistido al menos 200.000.

Evidentemente falta testosterona en cantidades industriales.