miércoles, 30 de diciembre de 2009

Vuelta a los orígenes




El consell Executiu se reunió en Cervera hace varios días para celebrar el 650º aniversario de la Generalitat de Catalunya. El Govern celebró su habitual reunión de los martes en Cervera, capital de la comarca de la Segarra, donde hace 650 años el rey Pere III el Ceremoniós alumbró la Diputación del General.
En 1359, para financiar la guerra contra Castilla, Pere III el Ceremonioso rey de Cataluña (los españoles y particularmente los aragoneses se empeñan en llamarle Pedro IV de Aragón, al parecer con fines espurios impresentables bajo el punto de vista de la verdad histórica objetiva) se vio obligado a convocar una sesión de las Cortes en Cervera, villa real. En la iglesia de Sant Bernat, el rey y los representantes eclesiásticos, noble y popular acordaron dar carácter permanente a la comisión que se nombraba para recaudar impuestos, esa costumbre malsana de los gobernantes de antes y de ahora. En dicha reunión se creó la Diputación del General, primer antecedente histórico de la Generalitat, que ha cumplido 650 años.
Como puede comprobar el lector no se deja pasar ocasión para las celebraciones de efemérides históricas que mantengan a nuestro amado pueblo vigilante y avisado ante el grandioso proyecto de construcción nacional que nos ocupa. Hace menos de un mes tuvo lugar en Santes Creus el asunto de Pere II (calificado en este blog como el incorrupto) ahora le toca el turno a otro Pere, Pere III el Ceremoniós . Desconocemos que vendrá con posterioridad, pero prometemos solemnemente que estaremos preparados para realizar la crónica correspondiente. ¡La información patriótica ante todo!


El pequeño honorable cerró la reunión de Cervera con un discurso de profunda reivindicación de las instituciones catalanas, de la historia del país. Con soltura y desparpajo asumiendo la trascendencia del acto y reflejando en su mensaje la implicación personal, política e institucional que requiere el cargo: “Los catalanes sabemos quiénes somos. Y queremos decidir nuestro futuro, somos conscientes de nuestro pasado y consecuentes con nuestras aspiraciones”. El pequeño honorable destacó la carga simbólica de actos como el de Cervera.
“Es muy probable que si nuestra historia colectiva hubiese sido otra, todo esto que hacemos y decimos sólo serían gestos de normalidad”.
Cualquiera con un punto mínimo de sentido crítico apreciará, sin duda, que no es posible una normalidad más ajustada a derecho, historia, sentido oportunista de la política y de su propia realidad circundante, para que un señor nacido en Iznájar (Córdoba) y emigrado a Cataluña en plena pubertad hace treinta años hable de “nuestra historia” y se identifique tan claramente con la historia de sus antepasados catalanes. Pero todo en esta vida terrena tiene una explicación amparada por la lógica y la historia particular de las personas individuales y de los pueblos en general, y este caso concreto y singular no puede ser menos como se verá más adelante.
La historia de la Generalitat de Catalunya (rica y plena) empieza con el rey Pere III el ceremonioso, conocido por el sobrenombre “el del Punyalet” (el del puñalito, debido a un puñal que solía portar siempre encima seguramente para defenderse de cualquier ataque inesperado, de este ejemplo nació la costumbre de la navaja albaceteña al cinto, tan utilizada con posterioridad por determinados individuos de poco fiar).
Pere III hombre de carácter fuerte y autoritario, nacido sietemesino (Balaguer, Noguera, 5 de septiembre de 1319) de poca salud en su infancia (setmesó i malaltís en la seva infantesa) (enciclopedia catalana) , bajo de estatura, de genio violento u harto colérico, pero siempre atento, político, curioso y valiente, de ideas caballerescas, muy dado a las letras, gran astrólogo y alquimista, y uno de los mejores trovadores de su tiempo, parece que incluso escribió un tratado de caballería. De su afición a la etiqueta de palacio le quedó la coletilla de ceremonioso.
El rey Pere III era tan nacionalista catalán que se indispuso voluntariamente con los catalanes al negarse a acudir a jurar “els Usatges de Catalunya a Barcelona abans de la seva coronació a Saragossa (1336), a la qual només assistiren dos nobles catalans, Ot de Montcada i de Pinós i Ramón de Peralta.” (Las costumbres al uso de Cataluña en Barcelona antes de su coronación en Zaragoza en 1336, a la cual asistieron sólo dos nobles catalanes). Parece ser que el arzobispo de Zaragoza y los aragoneses que le educaron, Pero López de Luna y Giménez de Urrea, influyeron poderosamente en sus sentimientos nacional-socialista-cuatribarrados-identitarios y fue ganado para la sagrada causa por siempre jamás, in eternum.


Pere III durante su relativa larga vida para esos tiempos (1319-1387), se peleó hasta con su sombra, con sus familiares, con castellanos, moros, genoveses, franceses………………..y, particularmente guerreó contra su pariente el rey mallorquín Jaume III, al que llegó a borrar del mapa, contra los unionistas valenciano y aragoneses,(¿les suena la copla?) y contra Pedro I el Cruel de Castilla (guerra de los dos Pedros). Pedro I quería recuperar los territorios murcianos que habían pasado al Reino de Valencia. Entienden ahora el porqué de la reclamación de la Región murciana para que forme parte de los países catalanes. Simplemente es una cuestión de derechos históricos, nada más. Un tema jurídico.
Estuvo casado con cuatro mujeres, se le morían muy pronto, no sabemos si conocía las virtudes extraordinarias de algunas sustancias como los cianuros, sódico y potásico, muy solubles en agua, las sales de arsénico trivalente, trióxido de arsénico es el más representativo, la cicuta, curare, estramonio, el tejo, el jugo de las semillas del ricino, la estricnina……..etc. etc junto al veneno mortal de ciertos reptiles, peces, y algún mamífero de dos patas. Toda una amplia gama de venenos de origen mineral vegetal y animal disponibles por los reyes antiguos, y sus asesores de la llamada magia y brujería, para resolver infinidad de problemas incluidos los amoríos pesados y poco convenientes para calmar las ansias irrefrenables de poder, que permitió la formación de reinos sólidos.



Pero nos interesa un hecho singular, aparentemente insignificante, que ha permitido, a la larga, escuchar el aplaudido discurso del pequeño honorable en Cervera desde la cúspide del poder catalanista de la institución pública fundada por Pere III. La Generalitat.
Destinada a ejercer una gran influencia en el gobierno de la nación catalana, ya bien definida (la nación) por las cortes cuatribarradas unos meses antes, adelantándose a los románticos alemanes y a todo pensador político del mundo mundial.
En la ciudad de Cervera nombraron doce diputados a cuyo frente pusieron a Berenguer de Cruïlles primer President de la Generalitat.
El hecho singular no fue la creación de la Generalitat, como puede parecer, sino la captura bastantes años antes, de un aguador castellano en una de las frecuentes escaramuzas que se daban diariamente entre catalanes y castellanos. Un aguador, naturalmente iletrado, no se entendería la razón para que una persona tan humilde supiera latín o ciencias matemáticas, acomodaticio, silencioso, prudente, ambicioso, bajito y bastante feo. Todas estas condiciones y fundamentalmente las dos últimas hizo que el rey Pere III se fijase en él.
El rey hizo que le trajeran al castellano a su presencia preguntándole nombre y profesión: José Montes de la Isla, le contestó el castellano y soy aguador majestad. Bien, bien, muchacho, desde ahora te llamarás Josep Mont i Illa (Monte y Isla) y serás mi criado para todo, para todo quiere decir para todo, aquí afortunadamente somos un país desarrollado tenemos agua corriente en casa y la profesión de aguador no tiene sentido. De esta manera tan simple el castellano se integró plenamente en la sociedad catalana. Mont i Illa era un criado obediente y eficiente, limpiaba los zapatos del rey Pere, le afeitaba, le bruñía el puñalet, ordenaba las habitaciones reales, le asistía en sus obligaciones maritales con la reina de turno ( ya se sabe alumbrando y dirigiendo los útiles del acto para que la misión reproductora fuera cumplida con efectividad cuatribarrada).
Fruto de la eficacia de Pere III los desvelos y el trabajo pulcro de Mont i Illa el Palau Real pronto se llenó de pequeños príncipes y princesas del mismo padre y madres diferentes. El fiel criado asistía a las criaturas con amabilidad, dulzura y eficacia.
¡Nene caca! ¡Nene caca! Raudo acudía Mont i Illa con una hoja de papel arrancada de un códice, un facsímil, un libro de historia sagrada de Catalunya, un catecismo cuatribarrado de la época, o lo que se terciara, hasta utilizaba páginas del primer Estatut que todavía no habían aprobado las cortes catalanas. No se debe perder de vista que Josep no sabía leer ni escribir, y se guiaba exclusivamente por los dibujos que aparecían en los textos. Sin lugar a dudas las principales carencias actuales en esos textos antiguos catalanes tienen su origen en las numerosas páginas utilizadas impropiamente por el ignorante criado y luego reescritas por autores desconocidos que, por mucha voluntad y empeño que pusieron en su trabajo de reconstrución nunca igualaban las paginas originales, siempre aparecían saltos conceptuales, lagunas históricas, nombres no concordantes y un sinfín de detalles que indicaban a las claras ante cualquier lector medianamente critico la abundancia de gazapos más o menos disimulados, con prosa patriótica y ardor guerrero cuatribarrado.


Otro hecho transcendental (en nuestra patria cutribarrada casi todo son hechos transcedentales) que contribuyó a poner de manifiesto claramente el potencial político, económico, militar, científico, literario etc. de Cataluña a finales de la Edad Media, muy superior al resto de los estados europeos de ese tiempo, reflejado fielmente en todos los textos nacionalistas cuatribarrados actuales, fue la pandemia de peste negra.
Hoy se sabe que la peste es una enfermedad infecto-contagiosa, producida por el Bacilo de Yersin (Yersinia pestis) aislado en Hong-Kong durante una epidemia por el microbiólogo suizo Alejandro Yersin. De comienzo brusco, con fiebre elevada y escalofríos, sed intensa, náuseas y agotamiento, puede adoptar la enfermedad varias formas según la variedad del germen productor: Peste bubónica, en la que aparecen bultos o bubones, abultamientos dolorosos en cuello, axilas e ingles, Peste pulmonar, en la que además de la fiebre elevada y los demás síntomas generales, aparece una expectoración sanguinolenta (Peste neumónica) y Peste septicémica, generalizada a partir de bubones ganglionares del pulmón. La aparición de hemorragias cutáneas de color negro azulado es lo que ha dado origen al nombre de peste negra o muerte negra.
La elevada mortalidad acompaña como secuela lógica a esta terrible enfermedad.
En realidad esta es una epizootia (enfermedad que afecta a los animales) de las ratas que se propaga al ser humano por intermedio de los ectoparásitos de estos animales (la pulga llamada Xenopsylla cheopis). Las variedades de ratas afectadas son: la rata gris o de alcantarilla (Rattus norvegicus), la rata negra o rata casera (Rattus rattus). En el ser humano, los parásitos propios de éste como la pulga (Pulex irritans) o el piojo (Pediculus capitis, P. vestimenti) se infectan también y contribuyen a la transmisión de la enfermedad. Otros roedores pueden ser reservorio de la peste (marmotas, etc.).
En 1.348 la pandemia de peste negra llegó a Cataluña donde su población, ya escasa y pequeña comparada con la del resto de la península, muy por debajo de la de Castilla, fue una de las más afectadas, se cree que murió el cincuenta por ciento de la misma durante la pandemia. De aquí el inmenso poder cuatribarrado. Puesto que tenían menos bocas que alimentar comían mejor, y cada guerrero catalán valía por cinco de los otros. Algunos entendidos en temas epidemiológicos aseguran que la rápida propagación de la peste en el principado tuvo su origen en la gran abundancia de esos ectoparásitos pequeños y molestos (pulgas y piojos) que acompañaban a los cuatribarrados en su vida ordinaria por ese sentimiento tan proteccionista que profesan hacia los animales del Señor, sean estos grandes o pequeños.
Mont i Illa se salvó de la peste refugiándose con su señor en Teruel y se cree que fue una de las personas que mejor y más influyó sobre el rey para la instalación del torito en la ciudad aragonesa.


Por el pacto de Madrid del 1.339 (ya en ese tiempo no había más remedio que pactar con Madrit para poder ser alguien) una flota catalana al mando de Jofre Gilabert de Cruïlles, que murió en Algeciras, dando soporte a Alfonso XI en la campaña de Algeciras contra los granadinos, cambió radicalmente el destino de nuestro héroe Mont i Illa.
Mont i Illa participó en la campaña en calidad de aguador, su oficio original, eso sí, aguador de los mandamases del ejército cuatribarrado. Durante una de las asistencias con porrón al lomo, fue hecho prisionero por los moros granadinos que se lo llevaron consigo en su retirada hacia las Alpujarras. Allí fue vendido como esclavo y comprado por el Emir alpujarreño Alpujolemì el Grande, moro culto ya mayor y bastante bregado en los asuntos de Estado, con la intención de pedir un importante rescate a Pere III, pues conocía de vista al prisionero cristiano por haberle observado en una de sus visitas de cortesía al Ceremonioso.
Pidió un importante rescate a los catalanes por la libertad de Mont i Illa, pero estos contestaron que por un charnego, por muy eficiente que fuese, sólo estaban dispuestos a pagar cien maravedís de cobre, siendo muy generosos. El Ceremonioso parece que se hizo el loco, ya estaba un poco hasta el gorro, la corona, de soportar al pesado de Mont i Illa siempre tan obsequioso y pelota.
El moro Alpujolemì (obsérvese la vírgula de izquierda a derecha) no tuvo más remedio que quedarse con el esclavo cristiano, y lo tomo a su servicio.
Transcurrido un tiempo Mont i Illa renegó de su fe cristiana, abrazó el Islán y se hizo nacionalista mahometano con el nombre de Alì Yosùf Almonte Alislote.



Alpujolemì le protegió y antes de morir, le nombró gobernador de Iznájar una pujante villa cordobesa situada en la frontera del Reino de Granada. Durante muchos años Alì Yosùf Almonte fue el terror de los cristianos en su zona de influencia, particularmente se cebaba con los prisioneros cristianos procedentes de Castilla, sus antiguos paisanos.
Los descendientes deAlì Yosùf Almonte Alislote se asentaron en Iznájar y fueron poderosos y dueños absolutos de la villa hasta que ésta fue conquistada por los reyes católicos. Éstos pretendieron adaptarse al nuevo régimen cristiano, para continuar mandando pidieron ser bautizados, pero el fanatismo religiosos de la reina Isabel jamás permitió que descendientes de un renegado convicto y confeso ocuparan de nuevo cargos de poder.
Desde la conquista de Granada los descendientes del antiguo Mont i Illa ocuparon las posiciones más humildes en la escala social de Iznájar. Gañanes, jornaleros, peones de albañil, segadores, carboneros, aceituneros, arrieros, carreteros, muleros, herradores, pastores, porqueros, hortelanos, barrenderos, mozos y sirvientes domésticos.
Muchos, muchos años después, en el ocaso del régimen del caudillo Francisco Franco, reencarnación superada de la reina Isabel de Castilla, un miembro de la familia Montiña (nuevo cambio de nombre resaltando la Ñ de España) aprovechando las facilidades que daba el régimen para repoblar nuestra patria cuatribarrada con españoles auténticos, decidió trasladarse a la ciudad condal, y sentar sus raíces en el bajo Llobregat.
Durante el viaje en tren, el sevillano, desde su Córdoba natal el jovencito Montiña, un chaval introvertido y poquita cosa, sufrió una extraña transformación al entrar el tren en la ciudad de Tortosa. De repente, cayó sobre los asientos de madera del departamento donde viajaba su familia junto con otras familias originarias de distintos lugares de Andalucía, presa de extrañas contorsiones parecía como si estuviese sufriendo un ataque de epilepsia o alguna posesión sobrenatural.
Hablaba grandes parrafadas en una lengua extraña para todos los presentes, algunos decían que era francés, otros italiano, los más no sabían identificarla como un idioma peninsular ni siquiera europeo, un atrevido que había hecho la mili en Melilla aseguraba que se trataba de un dialecto bereber, y por último el señor Antonio que trabajaba frecuentemente de temporero en la vendimia del sur de Francia la identificó como un dialecto del provenzal. No quisiera entrar en ese galimatías lingüístico que tantas pasiones desatan, simplemente les reproduzco aquí la grabación que un primo mío que viajaba junto con los Montiña me ha pasado para completar esta investigación histórico-patriótica y ustedes pueden juzgar por sí mismos.
Catalunya, triomfant,
tornarà a ser rica i plena!
Endarrera aquesta gent
tan ufana i tan superba!
Bon cop de falç!
Bon cop de falç, defensors de la terra!
Bon cop de falç!
Ara és hora, segadors!
Ara és hora d'estar alerta!
Per quan vingui un altre juny
esmolem ben bé les eines!
(tornada)
Que tremoli l'enemic
en veient la nostra ensenya:
com fem caure espigues d'or,
quan convé seguem cadenes!
(tornada).
Un sacerdote católico (en esos tiempos quién era el guapo que se atrevía a serlo de otra religión) que viajaba en el sevillano se personó en el vagón, y después de hacer las pruebas básicas rutinarias, desechó que el jovencito Montiña estuviera poseído por el demonio, pero que no desechaba en absoluto, que el alma en pena de algún antiguo antepasado suyo, hay que pensar en el criado Mont i Illa, vagando tantísimos años por la nación catalana sin posible consuelo había encontrado por fin alojamiento en la morada cálida de su tatatatata……ranieto.
Así que el pequeño honorable cuando nos discursea y nos apaliza con su rancio nacionalismo cuatribarrado y su catalán balbuciente y primario debemos contemplarle como un simple pelele en manos de su ambicioso antepasado y soportarle con paciencia de santos, esperando que llegue el exorcista que lo exorcice que buen exorcizante será.