martes, 24 de noviembre de 2009

Hecatombe nacional




“El Tribunal Constitucional no está para contrariar o favorecer políticamente las actuaciones de los políticos, sino para dictaminar, cuando sea el caso, si un determinado producto normativo, quizá fruto último de un juego político, es conforme o no, al orden constitucional vigente” (ABC 21-11-2008).
¡Por fin! por fin! Él alto tribunal se ha pronunciado, clamarán muchos un día de estos, más cerca que tarde. La gran incógnita ya está resuelta. La Ley no es omisa en tema tan importante para nuestro futuro como nación. Aunque llueva a cubos, cántaros, Nilos, Iguazús y Ganges, la fe bendita que siempre nos acompaña como patriotas cuatribarrados, sea para siempre jamás. La fe además de apartar las montañas del camino de quienes se benefician de su poder, es capaz de atreverse con las aguas más torrenciales y de salir de ellas oreada. Sino al tiempo, y ya veremos cómo los patriotas implicados en recientes casos de corrupción surgen victoriosos envueltos en nuestra gloriosa senyera.
A pesar de la coacción inaceptable al TC, con los ataques desde el tripartido y el resto de los partidos nacionalistas al alto tribunal, los más graves que ha recibido una institución del Estado en la historia democrática, azuzada por la proximidad de las elecciones catalanas, parece ser, según filtraciones interesadas, que el TC no se deja impresionar, acongojar, y no está dispuesto a dejarse arrastrar por los resultados de los pasteleos políticos entre zapateritas y nacionalistas: que nos quieren hacer creer que el Estatuto no ha nacido con una grave enfermedad de inconstitucionalidad que lo hace inviable.


La tropa nacionalista se rasga las vestiduras pontificando y jurando, con la mano derecha sobre las Santas Escrituras, que el Tribunal Constitucional no tiene derecho para cambiar una decisión soberana del Parlament de la Nación catalana, ni la voluntad de un pueblo expresada en referéndum nacional. Aparentemente pueden parecer dos barreras muy sólidas con las que en teoría se enfrenta el alto tribunal. No obstante, analizando en detalle ambos conceptos la solidez se convierte en una masa pastosa de reología no Newtoniana expuesta a interpretaciones variadas y controvertidas. De entrada, la soberanía del parlamento en una democracia partitocrática resulta más que dudosa, el número de parlamentarios que ejercen se reduce claramente a tantos como partidos tienen representación, un número inferior al de los miembros que componen el Tribunal Constitucional, el resto de los diputados ni pinchan ni cortan, se limitan a decir muy solemnemente, eso sí: ¡Sí Buana! lo que diga el líder supremo de cada conglomerado de estructura orgánica dictatorial que responde clarísimamente al nombre de partido político soberano.
Parecidamente “la voluntad de un pueblo expresada en referéndum “, lleva asociada una buena dosis de demagogia y inexactitud veamos: un 36,2 % de catalanes con derecho a voto 1.882.650 refrendaron en las urnas la propuesta estatuaria. Una mayoría del censo el 63,8% 3.319.641 de catalanes se abstuvieron, o votaron en blanco, o lo hicieron negativamente, o practicaron el voto nulo. Luego, sobre la voluntad del pueblo catalán respeto al Estatuto, también se podría decir que a una mayoría notable de ciudadanos les importa el Estatut un puñetero pimiento.


Ha llegado el día fatídico para nuestro amado pueblo. Según el TC no somos una nación soberana ni tenemos derechos históricos, ni por ejemplo, el derecho de pernada para imponer la nostra llengua a todo ser viviente que se mueva por el Oasis! El Estatut ha sido emasculado! La reacción inmediata del consejero de interior es pedir la dimisión de ese órgano español irrespetuoso con nuestra sagrada patria cuatribarrada. Ese corte de energía cívica efectuado por un tribunal casi franquista no tiene paragón en el mundo civilizado. La acción nos ha puesto nerviosos, perplejos, desconcertados, y ya se sabe que en un estado de espíritu así es fácil decir cosas que en realidad no son demasiado coherentes. Estamos aquí como náufragos en medio del océano, sin vela ni brújula, sin mástil ni remo, y sin gasóleo en el depósito. La necesidad de equilibrio que ha sostenido el universo en sus carriles y a los planetas en sus trayectorias, determina que siempre que se quite algo de un lado se ponga en el otro algo que más o menos le corresponda, a poder ser de la misma calidad y en la misma proporción! Estamos esperando!.
Siempre hay quien opina que es mejor no atizar la vara sobre el lomo del animal, dejar las cosas como están, y pasado un cierto tiempo, cuando el polvo se haya asentado, cuando el nefasto suceso haya entrado en el campo de los pretéritos olvidados, entonces, sí, preparar un referéndum de autodeterminación en toda la nación, no como ahora en pueblos de poca monta, comenzando por una bien estudiada campaña rica en agravios, juramentos y promesas.
Otros arguyen que las leyes son sagradas, que lo que está escrito es para que se cumpla, le duela a quien le duela, y que si entramos por la senda de los subterfugios y por el atajo de los apaños por debajo de la mesa, iremos directos al caos y a la disolución de las conciencias. No se puede abusar, tanto va el cántaro a la fuente, que allí se deja el asa. La esperanza es como la sal, no alimenta pero da sabor al pan.
Desgraciadamente, la experiencia también nos ha enseñado que hasta las más perfectas y acabadas ideas pueden fracasar cuando llega la hora de su ejecución, tanto por vacilaciones de última hora, como por desajuste entre lo que se esperaba y lo que realmente se obtuvo, o porque se deja escapar el dominio de la situación en un momento crítico, la tormenta que se avecina no caerá sólo sobre Cataluña. Por todo esto se hace indispensable tener siempre preparada y pronta para ser aplicada una idea alternativa. A. Mas, propone un plan conjunto de todos los partidos catalanes, un plan de acción que olvide las palabras y pase a los hechos y forzar, sí, por la fuerza, la negociación bilateral de Cataluña y España, pactar a parte del Estatuto asuntos claves para el futuro de Cataluña, como el concierto económico y el control de los aeropuertos. Ello requiere que todos los diputados catalanes en Madrid vayan a una, independientemente del partido a que pertenezcan.


La voz del conceller S. ministro del interior abrió la emisión del canal unificado del tripartito: “Queridos compatriotas, queridas compatriotas, la nación está viviendo una de las crisis más graves de cuantas la historia de nuestro pueblo registra desde el alborear de la nacionalidad catalana, nunca como ahora ha sido tan imperiosa la necesidad de una defensa a ultranza de la cohesión nacional………..etc. etc.” Este conceller no es precisamente el favorito del pequeño honorable, en círculos cercanos incluso le critica públicamente. Piensa, el pequeño honorable, que este hombre llega muy justito al nivel mínimo de luces cognitivas necesarias para ejercer un cargo público de tan alta responsabilidad, a pesar de que el ministro no pierde ocasión de refregarle por la cara que, él sí, ha pasado por la Universidad condición tan extraña entre los miembros dirigentes de estos partidos obreros.
El pequeño honorable, modesto, callado, prudente, trabajador constante, aplicado, frio, maquiavélico, con buena dosis de sentido común, vende patrias, bajito y más bien feo, procura siempre mantenerse a salvo de las ocurrencias de sus socios del tripartito, a pesar de las trampas saduceas que le tienden continuamente sus compañeros de viaje y su propio jefe jerárquico el inefable ZP. El pequeño honorable alerta al TC del riesgo de división social. (Curioso teorema, sólo existe riesgo de división social cuando no se deja hacer lo que le viene en gana al nacionalismo irredento cuatribarrado, el resto, una mayoría, se las debe tragar todas sin rechistar). El president (pequeño president) pide al tribunal que no eche a perder de forma imprudente el espíritu constitucional. (Parece ser que el espíritu constitucional consiste en que una Ley orgánica de rango inferior se imponga en varios y variados artículos a la Constitución de todos los españoles, cosa esta que ningún jurista que se precie podrá nunca admitir, por mucho apoyo político que sustente al espíritu de turno). El líder del PSC avisa de que el recorte del Estatut no es sólo un problema catalán. (Elemental querido Watson).
Gracias a Rubalcaba y al sistema Sitel, el diablo cojuelo de nuestro tiempo, disponemos de una información en exclusiva relativa a algunos detalles concretos de la intimidad del pequeño honorable. No quisiéramos importunar a su forderia con la explicación de un hecho ocurrido en los aposentos íntimos del pequeño mandatario hace muy pocas horas:
Son las cuatro de la madrugada, lugar el dormitorio del primer ministro del Govern, donde duermen plácidamente el pequeño honorable y su santa esposa. Suena el teléfono, al otro lado del hilo el conceller de gobernación:
President ni yo ni mi partido podemos pasar por alto la sentencia del TC con los brazos cruzados, el cuerpo y el alma se me rebelan contra esta infamia jurídica, no sólo pido la dimisión de ese tribunal impostor, sino que estoy dispuesto, con el apoyo de Carod, a sacar los tanques a la calle.
¡Tranquilo S. tranquilo ¡ estas no son formas, hay que intentar negociar, no olvides que en estos momentos la relación de fuerzas nos es desfavorable…….contesta el pequeño honorable. ¡Ni tranquilo ni ostias! Responde S. ¡Te repito que esto no son formas! Dijo el pequeño honorable colgando el teléfono.


Lo que sigue se lo he copiado a Saramago (Ensayo sobre la lucidez) pues a él le llegó primero la información:
“El ministro del interior no tuvo tiempo para responder, el teléfono había sido colgado. Así me gusta oírte hablar, dijo la mujer del pequeño honorable. Cuando me tocan las narices……respondió el president. ¿Y qué harás si no consigues controlarlo? Que haga las maletas, como Carod en el anterior gobierno. No puedes estar destituyendo concellers como si fuesen empleadas domésticas. Son empleadas domésticas. Sí, pero después no te queda más remedio que meter otras. Esa es una cuestión para pensar con calma. Pensar, qué. Prefiero no hablar de eso ahora. Soy tu mujer, nadie nos oye, tus secretos son mis secretos. Quiero decir que, teniendo en cuenta la gravedad de la situación, a nadie le sorprendería que decidiera asumir la cartera de interior, de esa manera la situación de emergencia nacional se reflejaría en las estructuras y en el funcionamiento del gobierno, es decir, para una coordinación total, una centralización total. Y yo sería la más orgullosa de las esposas, susurró la mujer del pequeño honorable, arrimándosele serpentinamente como si de súbito hubiese sido tocada por la varita mágica de una voluptuosidad singular, mezcla de deseo carnal y de entusiasmo político, pero, el marido, consciente de la gravedad de la hora y haciendo suyas las palabras del poeta exclamó:
¿Por qué te lanzas a los pies / de mis botas bastas?/ ¿Por qué sueltas ahora tu cabello perfumado/ y abres traidoramente tus brazos suaves?/ Yo no soy más que un hombre de manos bastas/ y corazón que mira a un lado/ que si es necesario / te pisará para pasar/ te pisará, bien lo sabes.
Apartó a un lado bruscamente la ropa de la cama y dijo: voy a seguir el desarrollo de las operaciones desde el despacho. Tú duerme y descansa.
Despechada, frustrada, con la naciente voluptuosidad casi desmayada, se volvió hacia el otro lado de la cama y cerró firmemente los ojos, con la vaga esperanza de que el sueño todavía fuese capaz de aprovechar los restos y con ellos organizar una pequeña fantasía erótica privada".