jueves, 30 de septiembre de 2010
La religión catalanista
De alguna manera los seres humanos pueden dividirse, desde el punto de vista religioso, en creyentes, ateos, agnósticos y otras categorías menores. En cada uno de estos grupos pueden encontrarse personas notorias y simples mortales, mentes brillantes, cultivadas, y verdaderos zotes. El ateísmo, como el de Hawking, parece más racional, pero continúa sin poder explicar infinidad de incógnitas referidas fundamentalmente al origen y al final del complicado camino de la existencia. Por el lado opuesto, la creencia en Dios puede ser una idea feliz inventada por el hombre para no sentirse desamparado y solo en el centro de la ignorancia y de la vulnerabilidad. Utilizando el concepto de la fe, es posible inutilizar la razón.
Apoyándose en la fe nacen las religiones, como soporte más elaborado que la simple creencia en la existencia de Dios. En nombre de la religión que se profesa se emprenden los actos más loables y también los más execrables.
El marxismo definía, en su origen, la religión como el opio del pueblo. Posteriormente además de los efectos adormecedores causados por alcaloides como la morfina, contenidos en la adormidera la planta productora del opio, la religión puede producir guerras y actos terroristas.
No tenemos ninguna evidencia de una vida en el más allá, ni de la posibilidad de que el Dios moderno sea más verdadero que cualquier otro dios anterior, ni por supuesto de la existencia de algún dios. Estas cuestiones pertenecen al ámbito de la fe que se tiene por un acto meramente volitivo. Hay quien afirma que podrían estar implicados algunos genes en la cuestión de la fe, aunque los estudios en este campo por ahora son contradictorios (neurobiología, psicología evolutiva y otras ciencias)
Entre lo que representan Stephen Hawking y Joseph Alois Ratzinger navegamos en un océano de incógnitas e incertidumbres que nos hacen pensar imitando al sabio griego que, no sabemos absolutamente nada.
La religión en general se entiende como un conjunto de creencias relativas a la divinidad y de normas y ritos derivados de ellas, virtud que mueve a dar a Dios el culto debido, todos los actos que el hombre puede practicar en honor y servicio de su creador. Según Cicerón la religión equivaldría a un tomar conciencia de las verdades sobrenaturales y de las cosas divinas. Lactancio interpreta la religión como un vínculo con el que el hombre se ata a Dios.
Para San Agustín la religión expresa la reelección de Dios por el hombre llevada a cabo por un acto voluntario.
Para algunos antiguos filósofos materialistas griegos religión era sinónimo de temor, mientras que, para la generalidad de los griegos lo era de culto y, comprendía el conjunto de obligaciones que los hombres tenían con la divinidad, los dioses en este caso. La religión, si se tiene en cuenta sus características externas, no es otra cosa que un sistema de creencias, ritos y preceptos. Presupone, sin embargo, para las personas que la practican y creen en ella, un proceso humano íntimo, emotivo y singular.
El fenómeno religioso es universal y antiquísimo; tanto es así que resulta imposible encontrar una sociedad humana, actual o pretérita, por muy primitivas que sean sus condiciones vitales, sin que se den en ella formas de culto con las que rinden acatamiento a seres superiores. Las manifestaciones religiosas implican el convencimiento en la existencia de una o varias deidades, o de potencias de naturaleza más o menos definida, a las que el hombre se siente en cierto modo supeditado.
En las religiones más evolucionadas, el ceremonial de culto suele ser complicado, y puede incluso reflejar parte del contenido doctrinal. Por su naturaleza las religiones se dividen en naturales y sobrenaturales o reveladas. Las primeras se fundamentan simplemente en la razón, más o menos adaptada a la situación de vida de los practicantes, en tanto que las otras lo están en la revelación divina. Por las características de que se sirven pueden clasificarse en animistas, fetichistas, totemistas, politeístas y monoteístas. A las tres primeras se las considera más rudimentarias, aún en el presente las practican algunos pueblos considerados menos evolucionados cultural y socialmente. El monoteísmo se considera la forma religiosa más elevada. Durante mucho tiempo predominó la teoría de que las religiones, como las culturas, habían seguido un proceso evolutivo, y científicamente se descartaba en absoluto la posibilidad de una revelación común primitiva. Se suponía que el instinto religioso no fue hijo del sentimiento, ni tampoco de la inteligencia, y que se forjó en los primeros habitantes ante el estimulo del temor que experimentaban por la muerte, las enfermedades, los fenómenos naturales, etc., y que imaginaban como fuerzas hostiles o benignas.
No tardaron en atribuirles una entidad más concreta, es decir en corporeizarlas. Así fueron convirtiéndose en divinidades dotadas de forma, características y atributos propios. Esas formas, características y atributos pasarían por un afinamiento intelectual progresivo hasta llegar a estructurar un edificio, filosófico en sus cimientos, que culminaría en la elaboración de un ideal auténticamente religioso basado en el reconocimiento de un Dios único.
De todas las religiones importantes, antiguas y modernas, cabe mencionar la antigua egipcia y la persa o iraniana, mazdeísmo, brahmanismo, hinduismo, jainismo, budismo, confusionismo, taoísmo, sintoísmo, judaísmo, cristianismo, islamismo y CATALANISMO.
Debe destacarse que de las tres principales, aparte del catalanismo, judaísmo cristianismo y islamismo, la religión más moderna (?????.....) Es el islamismo.
El catalanismo, bajo mi punto de vista, es una religión politeísta, comparable en algunos aspectos al pastafarismo y al neopaganismo, enraizada entre los habitantes del oasis desde tiempos inmemoriales aglutinadora de sentimientos, intereses, porcentajes, ambiciones mal administradas, frustraciones, delirios de grandeza, nacionalismo………….etc. Donde el ceremonial de culto está enormemente desarrollado, siguiendo como letanía imprescindible el himno de els segadors acompañado de canticos patrióticos multitudinarios . El acatamiento en la religión catalanista no se dirige hacia seres superiores sino hacia principios místico-políticos elevados. Entidades de existencia etérea que proporcionan placer intelectual individual, colectivo y, en casos muy concretos y selectivos, poder terrenal abundante.
Sus dioses más venerados son el dinero, la nación, el once de septiembre, la llengua y la historia falsificada y adaptada convenientemente al proyecto de país imaginario de futuro.
Entre sus sacerdotes vivos destacan: El Gran Honorable, y el polémico enfermo de Alzheimer clasificado como tal siguiendo los principios del descubridor de la enfermedad el médico alemán Alois (Aloysius) Alzheimer en el año del señor de 1906. El pequeño honorable no llega al estatus de sacerdote, sólo se queda en monaguillo (escolanet) con las atribuciones propias del cargo: ayudar a misa, revisar el cepillo, planchar la casulla y poner a punto las diferentes partes de la vestimenta litúrgica: Alba, ámito ,cíngulo, estola, manípulo…….etc.
Beatos y Santos cuatribarrados componen un conjunto cerrado de notables patriotas nacionalistas, desde los antiguos padres prehistóricos fundadores de la Nación Cataláunica, pasando por Wilfredo, Macià y Companys .
Tarradellas está considerado un hereje por la doctrina oficial y forma parte del ingente conjunto de ángeles caídos por discrepar en algún momento del pensamiento oficial cuatribarrado.
Un tema de vital importancia impregna últimamente toda discusión dentro de la iglesia cuatribarrada: la terrible hipótesis de nuestra desaparición, como pueblo y religión, si no se toman las medidas mínimas necesarias. La reproducción de fieles cuatribarrados pasa por un singular punto de inflexión. El crecimiento negativo es un hecho consumado. En este sagrado país de nuestros antepasados se ha perdido el hábito sagrado de la reproducción, ni siquiera asistida por ordenador. Nos estamos convirtiendo a marchas forzadas en una sociedad infértil, llena de ancianos, muy patrióticos pero ancianos, con una esperanza de vida de pocos años.
Para conseguir dar la vuelta al terrible dilema nos miramos en el espejo eterno del judaísmo como modelo a implantar en nuestra sociedad. Estudiaremos la Torá o conjunto de textos sagrados hebreos (el núcleo de la Torá es el Pentateuco, los cinco libros de Moisés: Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio, seguidos de los que componen el Antiguo Testamento, más otros textos rabínicos como la Mishná o el Talmud) para seguir la tradición mosaica acerca de la vida sexual del pueblo judío: que, desde los tiempos bíblicos entendió el sexo como dimensión humana que desde la ley sagrada guió sin jamás ocluir. Ningún día mejor que el sábado (Sabbat) para el sexo (sábado sabadete….).
El Talmud, por ejemplo, aconseja las veces que hay que hacer el amor. Los hombres libres e independientes, cada día. El obrero, dos veces por semana. Muleros y arrieros, una vez por semana. Camelleros, una vez al mes. Y marineros, una vez por semestre.
Otras normas de obligado cumplimiento, copiadas ¿cómo no? de la cultura judaica, con el fin de perpetuar la permanencia de la Nación catalana sobre la tierra serán las siguientes: Se prohibirá la masturbación “con la mano o con el pie” también los adulterios no reproductivos. Se condenan por el desperdicio de semen que ambas prácticas representan y los posibles miles y millones de espermatozoides patrióticos tirados a la basura, 50 a 150 millones por mililitro de semen según su densidad. Dirá la nueva normativa sexual para los patriotas cuatribarrados en ejercicio, siguiendo el Talmud, que durante el acto sexual debe haber contacto de piel, y no hacerlo vestidos, como los españoles (los persas en el original). Y que el hombre puede besar a la mujer en cualquier punto del cuerpo. Y que es mejor conocer mujer de noche, para que la luz no realce los defectos. En este punto la consejera de reproducción y cultura cuatribarrada recomienda que las caras de la pareja practicante no se separen más de un centímetro pues esta distancia es la óptima para no diferenciar la belleza física de la fealdad manifiesta.
Una figura histórica a imitar es la de Salomón que tuvo 600 esposas y 300 concubinas. Solamente consiguiendo una tasa reproductiva del 20%, con la hipótesis salomónica como base, representa una aportación de 180 nuevos patriotas por miembro de nuestra comunidad. De esta manera en pocas generaciones rebasaremos en número de habitantes a nuestros enemigos naturales los españoles, y quién sabe, con un poco de suerte hasta a los chinos.
Etiquetas:
Nacionalismo cuatribarrado
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