Quasimodo Junquillas , hombre de gran tamaño y fuerza,
habitualmente vestido con ropas de talla amplia consecuencia directa de su
elevado volumen, aumentado día a día por un apetito exagerado e insaciable,
rayano con la bulimia más propia de un preboste de la iglesia que de un
político profesional, posee buen nivel
intelectual y apreciable inteligencia aunque, a veces se pone plomo cuando
explica algo que le gusta, fundamentalmente temas históricos ,incluidos asuntos
sobre economía fosilizada, que intenta presentar como el ultimo adelanto de
aplicación a la independencia de Cagaluña, apoyándose en cascadas de
argumentos, propios o extraños, a los que imprime su inconfundible sello
personal. Curiosamente, no ha cambiado la “u” de su primer apellido, originario
de Galicia, La Puebla del Deán, por la “o” de la solera patriótica cagalana. A
veces cuando mira al interlocutor de turno desde una ligera altura, se parece bastante
al actor cómico desaparecido Antonio Garisa. Buen tipo, en el fondo, condicionado por esa
timidez natural que emana de su particular físico. Su gran debilidad es la
gitana, catalana eso sí, Esmeralda, de la que secretamente está enamorado. Meapilas vaticanista, amante de las sotanas,
de las que ha aprendido suficientes recursos dialecticos para convertir y
manipular charnegos infelices a la sagrada causa cagalana, particularmente
vecinos del pueblo donde ejerce de alcalde, a los que les hace creer que
formarán parte del “pal de paller” dentro de un hipotético y quimérico
estado cagalán, cada vez más cercano a
ser ligeramente algo más que un equipo de futbol, a pesar de que alguno de
estos vecinos salen fotografiados en la
prensa con la camiseta del Real Madrid. ¡Pobres idiotas! Quasimodo Oriol
Junquillas, se ha pasado media vida viviendo en la catedral de Barcelona, donde
era el encargado de tocar las campanas. En sus discursos utiliza el “Captatio
Benevolentiae”, recurso literario y retorico a través del cual intenta atraerse
la atención del ignorante y la del personal instruido. A veces sus expresiones
y comportamientos parecen extraídas de un catalogo para sádicos, no sé si
también para masoquistas, su parpado derecho caído y su estrabismo manifiesto,
fortalecen ese aire de belleza y pertenencia a clase alta que le atribuía la cultura
maya a las personas estrábicas.
Quasimodo Junquillas
es un individuo flemático, distante y educado, solamente hay alguien en el
Parlamento cagalán que con su sola presencia le pone de los nervios y le hace
perder esa calma cachazuda e impasible, el joven Albert Rivera, basta para
comprobarlo observar las reacciones externas de Quasimodo cuando el líder de
ciudadanos toma la palabra y enhebra con ese verbo suyo tan demoledor diatribas
claras contra la costra separatista. Quasimodo Junquillas sufre en silencio la
superioridad dialéctica e ideológica del líder ciudadano.
Quasimodo Junquillas, primero que nada es un patriota
cagalán, su divisa cuatribarrada responde al lema “Todo por la patria cagalana”
relativiza las denuncias de corrupción y de espionaje contra políticos
cagalanes afines a su ideología, diciendo que todo es un ataque contra el
proceso soberanista.
Quasimodo Junquillas, ha descubierto en la independencia de
Cagaluña, una pócima maravillosa, un crece pelo
universal, capaz de sanar individual como colectivamente a los cagalanes,
la pobreza no existirá en ese futuro maravilloso, ni la infelicidad personal,
todos seremos jóvenes, ricos, guapos y
con trempera en grado superlativo, cagalanes de origen y adoptados, todos hijos
de la patria cagalana, la felicidad nos espera.
Oriol Quasimodo Junquillas últimamente se muestra exultante,
eyecta optimismo por sus numerosos poros
que son incontables dadas las
características físicas y psicológicas del personaje, después de interpretar
alguna encuesta, de dudoso rigor estadístico, por el origen de la misma, todo
hay que decirlo.
El regocijo de Quasimodo Junquillas lo expele con
declaraciones realizadas a algunos medios tales como: “España perderá Cataluña
como perdió Cuba, Portugal y Holanda”. Menuda
comparación en pleno siglo XXI, lo que demuestra claramente que el mundo
de Quasimodo Junquillas no es el mundo actual sino los sistemas políticos y
económicos de hace varios siglos.
Quasimodo Junquillas, ya lanzado, se permite chulerías,
bravatas y menosprecios hacia España y los españoles, fundamentándolas en el
complejo de superioridad cagalán tan extendido entre los cagalanes, cuando
afirma sin rubor: “Seremos Estado y asesoraremos a España para que deje de
hundirse”
Oriol Quasimodo Junquillas, implícitamente parece que se
ofrece como ministro de economía para los españoles: “Un ministro de ERC de Economía
es lo mejor que le podría pasar a un español ”Sin lugar a dudas, un ministro
como Oriol Quasimodo Junquillas, sería la salvación económica para todos los
españoles, ricos, pobres, medio pensionistas y otras especies de difícil
clasificación, volveríamos al trueque, al intercambio de servicios, en resumen
a una economía primitiva floreciente, que, parece ser, según los expertos de la
misma escuela económica de Quasimodo, es donde se encuentra la base para
redimir a la injusta sociedad actual.
El final de Quasimodo Junquillas se prevé dramático, ligado
a la gitana Esmeralda y a la quimera de la independencia de Cagaluña.